DIOS ES EL ÚNICO QUE PUEDE GUIAR
NUESTRO PAÃS POR EL BUEN CAMINO.
Queridos lectores, que la paz del Señor y el amor del Padre llene sus corazones.
El 15 de marzo se realizarán las elecciones presidenciales en El Salvador, este acontecimiento cÃvico y trascendental, es para los cristianos un derecho pero también una obligación moral que nos manda elegir con responsabilidad a aquel que tendrá la ardua misión de conducir los destinos de nuestro pueblo por sendas de paz y prosperidad.
Como pastor, siento la necesidad de ofrecer ciertos elementos que ayuden a clarificar nuestra participación en esta fiesta democrática:
- En momentos como estos no debemos dejarnos llevar por el fanatismo o la euforia de las banderas. Como buenos cristianos católicos debemos orar y reflexionar ampliamente antes de favorecer con nuestro voto a la próxima autoridad presidencial.
- El sentido que Cristo le da a la autoridad queda bien claro en los siguientes versÃculos del Evangelio: “…el que quiera ser grande entre ustedes, será su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes será su esclavo; de la misma manera que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos”(Mt. 20, 25-27) Vemos pues, que la autoridad que viene de Dios se define en términos de servicio y no de mando, procura la vida y no la muerte, no resta ni divide por el contrario suma y multiplica.
- Pedro nos advierte Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres†(Hechos 4,19-20; 5,29). Esta aparente confrontación no es sino clara armonÃa entre los textos, por cuanto se complementan el uno al otro.
Querido hermano(a) recuerda que con votos se ganan elecciones, pero con oraciones se ganan autoridades.