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23 Dic 2008 Navidad
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El Salvador

El Salvador

 

Es obvio que no es por su calidad por lo que he subido esta fotografía al blog. La tomé hace algunas semanas en la puerta de una iglesia de Santa Tecla. Necesitaba memorizar la escena, y ¿qué mejor que complementar con una cámara las anotaciones que hago en mi libreta?

 

El cuadro, que se repite cada domingo, es dantesco. Al terminar la misa, se colocan en dos hileras con la esperanza de que los parroquianos que salen de escuchar el sermón hayan sido tocados lo suficiente como para soltar unas monedas. Este es el país que tenemos, y lo digo con la seguridad que da la certeza de saber que cuadros similares se repiten en distintos puntos del país a diario. Alguna vez ya escribí que El Salvador dolía.

 

Por si no nos vemos mañana, ¡Feliz Navidad!

 

Pensemos más en todos.

03 Dic 2008 ‘Quiero que publiquen mi historia’
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Por más que lo busqué no lo encontré. Era el papel en el que hace unas semanas anoté la historia que me contó un hombre que habló por teléfono a la redacción. ‘Quiero que publiquen mi historia’, dijo. Y esto es lo que me relató. Su relato no se publicará en papel, pero tal vez sí en el blog. ¿Por qué? Para compartir con ustedes algunas de las historias que llegan acá.

***

Sucedió en la década de los ’80, en Guazapa, departamento de San Salvador. Recién cumplía 18 años, trabajaba en un taller mecánico, y con el poco dinero que ganaba ayudaba a sostener a su familia. Un día despertó, se miró en el espejo y como si se tratara del personaje kafkiano en ‘Metamorfosis’, ya no se reconoció a sí mismo, sino que a un peludo y horrible simio. El susto fue inmenso. El joven, bauticémoslo como K, imploró a Dios para que le brindara alguna explicación del fenómeno que lo había convertido en uno de sus ancestros. El simio en el espejo le habló:

í¢â‚¬â€Este es un castigo de Dios.

í¢â‚¬â€¿Por qué?

í¢â‚¬â€Porque mucho semen derramás.

K se masturbaba hasta ocho veces al día. ‘Y ese fue el castigo con el que Dios me castigó porque es vida lo que uno bota’. Imploró piedad al Cielo para devolverlo a su estado natural pero K no recibió respuesta. Los únicos que podían ver su semblante de primate eran los perros, los bebés y niños. El resto lo veía como ese muchacho trabajador del taller. Otro día, mientras dormía, una luz inundó su habitación. K creyó que era humano de nuevo. Se miró en el espejo pero lo que vio fue una sucesión de figuras: dragones, caballos, reptiles… K solo escuchaba una voz que le insistía en arrepentirse de sus pecados, y él, a pies juntillas, respondía que más arrepentido no podía estar. Pero la sinceridad de K no bastó. Y así, cada día, K pasó convirtiéndose en un ser distinto cada vez, visible únicamente a los canes y a los recién nacidos… hasta que un día lleno de lágrimas, cinco años después, la transformación llegó.

***

Cuando el señor K llamó a esta redacción, anoté sus datos en un papel y al colgar me apresuré a anotar los detalles.

Si hay algo que reconocerle al señor K es que su historia es buena materia prima porque, como dice el argentino Martín Martín Caparrós, la crónica relata lo que le sucede al ciudadano de a pie para mostrárselo a sus similares. Y de eso se diferencia de la nota informativa que a diario informa de lo que le sucede a un pequeño grupo de personas. La crónica es más inclusiva, intenta mostrar la vida de todos, de cualquiera, dice Caparrós.

Pero la de K es una historia inverosímil. Amable, le pregunté si podía probar lo que contaba, dijo que no, pero se defendió diciendo que estaba dispuesto a dar más detalles si lo visitábamos en su casa. ‘Quiero que publique mi historia’, replicó una vez más. Yo le mentí. Me despedí diciéndole que quizá le llamaríamos.

Me gustaría pensar que el intento de K de figurar en la revista fue más bien un intento por demostrarle al mundo que no solo con la violencia, la tragedia o el drama el ciudadano común, de a pie, -como K- puede lograrse un espacio o una simple mención en la información que transmiten los medios de comunicación. Pero claro, una cosa es llegar a comprobar una historia fantástica y otra es querer sorprender a los comunicadores. Y, al menos esta vez, el intento de soprender al periodista fue evidente… Quién sabe cuántas veces mi credulidad ha sido presa de otras historias -políticas, económicas o judiciales- igual de fantásticas. Espero que no tantas.

28 Nov 2008 Dios mío

Haré una pausa. Sigo trabajando en mi crónica armamentista pero de momento contaré otra cosa.  Hoy recibí un correo de un lector que comentaba la columna que publico cada quince días en Séptimo Sentido. El lector se refería a mi texto sobre el encanto que me produce la parafernalia navideña colocada desde noviembre (incluso antes si uno se descuida). La cuestión es que el lector me decía que le parecía bien que fuera sarcástico pero que me estaba pasando de rosca cuando me refería a la existencia de Jesucristo.

Al leer el correo me recordé del documental que vi el fin de semana pasado. Se llama Zeitgeist y trata sobre mitos religiosos y el ataque contra las torres gemelas. Sobre el 11-S sugiere claramente que el ataque fue planeado por el gobierno estadounidense para justificar la guerra contra el terrorismo y sus posteriores secuelas. Sobre los mitos religiosos abundan también datos interesantes.

El nacimiento de Jesús: 25 de diciembre, del viente de una virgen, en Belén, visitado por tres reyes magos, hijo de Dios, muerto, sepultado y vuelto a la vida al cabo de tres días. Ahora vamos con lo interesante. Según Zeitgeist: La estrella más brillante del este, la que sedujo a los tres reyes es Sirio, que el 24 de diciembre se alinea con las estrellas más brillantes del cinturón de Orión, que se conocen como Los Tres Reyes. Lo pongo mejor literal como aparece en el documental: ‘Los Tres Reyes y la estrella más brillante, Sirio, todas apuntan al lugar donde sale el sol el 25 de diciembre. Por eso Los Tres Reyes ‘siguen’ a la estrella del este, para localizar al amanecer-el nacimiento del sol. La virgen María es la constelación Virgo, conocida también como Virgo la Virgen… Virgo también se refiere a la Casa del Pan, y la representación de Virgo es una virgen sosteniendo una paja de trigo. La Casa del Pan es el símbolo del trigo, representando agosto y septiembre, el periodo de la cosecha. En realidad Bethlehem (Belén) literalmente significa La Casa del Pan. Bethlehem se refiere a la constelación Virgo, un lugar en el cielo, no en la tierra. Existe otro fenómeno que ocurre cerca del 25 de diciembre, en el solsticio de invierno: Del solsticio de verano al de invierno, los días se acortan y son más fríos. Desde la perspectiva del hemisferio norte, el sol parece moverse al sur haciéndose más pequeño y escaso. El acortamiento de los días y el acabo de las cosechas cuando se acercaba el solsticio de invierno simbolizaba el proceso de muerte en el pasado. Era la muerte del sol. Ya para el 22 de diciembre la muerte del sol era total. Para el sol, después de moverse continuamente por 6 meses lo pone en el lugar más bajo en el cielo. Aquí ocurre algo curioso: el sol deja de moverse hacia el sur, por lo que parecen ser tres días (22, 23 y 24 de diciembre). Durante estos tres días de pausa, el sol está en la vecindad de la constelación de La Cruz del Sur o Crux. Y después de esta pausa, el 25 de diciembre el sol se mueve un grado, esta vez hacia el norte, anunciando días más largos, calientes y la Primavera. Y así se ha dicho: El sol muere en la Cruz, muere por tres días, solo para resucitar o nacer otra vez’.

Para traducir: que Jesucristo, como otras deidades antiguas, es la representación de la adoración al sol, esa estrella vital para la vida humana. Curioso.

Si quieren ver el documental completo, porque los productores lo colgaron gratis en internet desde su estreno, pueden ir directo al vínculo que les pongo a continuación:

http://video.google.com/videoplay?docid=-7619379823675726232

Viene con subtítulos en español.

Tengan la bondad de ser felices.

23 Nov 2008 ¿Mejora nuestra América Latina?
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Anoche estaba leyendo uno de los libros editados por el Centro Monseñor Romero de la UCA, y algo me llamó la atención. El libro en cuestión es el cuaderno #18, titulado í¢â‚¬Å“Cartas pastorales y discursos de Monseñor íƒâ€œscar A. Romeroí¢â‚¬Â, e incluye algunos de los textos más significativos del arzobispo asesinado de un disparo en el corazón.

Por supuesto, ahí se encuentra la trascendental cuarta carta pastoral, presentada en agosto de 1979 y que se hizo eco del espíritu emanado de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Puebla (México) pocos meses antes.

Lean, por favor, estos párrafos de la carta pastoral retomados del Documento de Puebla:

 

í¢â‚¬Å“La situación de extrema pobreza generalizada adquiere en la vida real rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo, el Señor, que nos cuestiona e interpela:

Rostros de niños, golpeados por la pobreza desde antes de nacer, por obstaculizar sus posibilidades de realizarse a causa de deficiencias mentales y corporales irreparablesí¢â‚¬Â¦

Rostros de jóvenes, desorientados por no encontrar su lugar en la sociedad; frustrados, sobre todo en zonas rurales y urbanas marginales, por falta de oportunidades de capacitación y ocupación;

Rostros de campesinos, que como grupo social viven relegados en casi todo nuestro continente, a veces, privados de tierra, en situación de dependencia interna y externa, sometidos a sistemas de comercialización que los explotan;

Rostros de obreros frecuentemente mal retribuidos y con dificultades para organizarse y defender sus derechos;

Rostros de subempleados y desempleados, despedidos por las duras exigencias de crisis económicas y muchas veces de modelos de desarrollo que someten a los trabajadores y a sus familias a fríos cálculos económicos;

Rostros de marginados y hacinados urbanos, con el doble impacto de la carencia de bienes materiales, frente a la ostentación de la riqueza de otros sectores sociales;

Rostros de ancianos, cada día más numerosos, frecuentemente marginados de la sociedad del progreso que prescinde de las personas que no producen.í¢â‚¬Â

 

Esto que acaban de leer se redactó hace casi tres décadas, pero da la impresión de que alguien lo escribió ayer mismo. Pasan los años, pero ¿mejora nuestra América Latina?