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13 May 2009 Maternidad
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í¢â‚¬Å“Y ya que están en cuestiones de cama, se pasan a los otros usos que se le da a ese mueble. En tono de queja, como quien tantea a las que le rodean, una de ellas habla de su compañero de vida, de los deseos que él no siente saciados, de la fatiga que ella siente en cantidad y de que por eso ella prefiere no pensar en cómo ese su marido estará drenando el exceso de energía. Ella, que no es una adolescente, dice que mejor ya va a dejar de chabacanear y ríe. Y yo pienso que en este estado de inseguridad física y descargas hormonales, quizá ría para no llorar.í¢â‚¬Â

 

Este es uno de los párrafos que se descartaron durante la edición de un texto acerca de la maternidad que se va a publicar este domingo. Cuando escuchaba a la interlocutora expresarse del sexo durante el embarazo como si fuera una obligación, no pude hacer otra cosa más que sorprenderme de cuánto trabajo por hacer queda en materia de educación integral de las mujeres salvadoreñas.

 

La preñez, como sé ahora a mis casi ocho meses de gestación, es una etapa de susceptibilidades, ansiedades y debilidades. En este período, si se tiene un compañero con quien compartir la experiencia, se espera que sea alguien que ayude, no que agregue más estrés. Pero se tiene conciencia de esto, si también se es consciente de que una se une a alguien no para servir, sino para compartir.

 

Da tristeza saber que en este país que se precia de contar con centros comerciales modernos y estar entre los de renta media, aún no hayamos podido acabar con la discriminación y los estereotipos dañinos para empezar a dignificar a las mujeres.

08 May 2009 Sobre la edición del 10 de mayo

Cuando se trabaja en una revista dominical a veces ocurren así. Sucede que desde diciembre del año pasado, cuando el papa Benedicto XVI nombró a monseñor Escobar Alas como nuevo jerarca de la Iglesia católica en El Salvador, ya teníamos en mente mantener una larga plática con el arzobispo saliente: Fernando Sáenz Lacalle, del Opus Dei. Por distintas razones el encuentro con el también se fue posponiendo y posponiendo hasta ahora, justo en medio de las dos votaciones en la Asamblea Legislativa que, salvo sorpresa de última hora, prohibirán de forma expresa en la Constitución las uniones entre personas del mismo sexo. La coyuntura, creo yo, da a la entrevista que publicamos el domingo un valor agregado, un plus de actualidad que no es ingrediente sine qua non para las revistas dominicales pero que, me atrevo a interpretar, será bienvenido.

Presentamos otros dos temas ambientados en el país. El primero es un fragmento de una novela inédita del escritor salvadoreñó David Hernández, llamada ‘Roquiana’. El domingo 10 de mayo se cumplirán 34 años del asesinato del más internacional de los poetas salvadoreños: Roque Dalton. El segundo tema es una entrega gráfica sobre lo que alberga en su interior el Museo de la Aviación.

En la ventana al mundo, otro par de historias que llegan en formato de reportaje: por un lado, se aborda el buen pie con el que ha comenzado Barack Obama sus primeros meses al frente de la Casa Blanca, a pesar de que el país sigue inmerso en una grave crisis económica; y por el otro, conoceremos lo que está viviendo Rubina Ali. Se trata de la niña de nueve años que actuó en la oscarizada Slumdog millionaire. En febrero la estaban paseando sobre la alfombra roja de Hollywood; hoy sigue penando en la misma champa de Bombay donde vivía antes de su efímero éxito.

Esperamos que la disfrute. Es para lectores como usted.

06 Mar 2009 Un cementerio que vive

En las últimas semanas me la he pasado entre vivos y muertos. Platicando con unos, merodeando cerca de los otros. Y todo en una misma comunidad, en un mismo camposanto. Esta es la comunidad Colinas, la que habita al interior del cementerio general de Antiguo Cuscatlán, y tema principal de una de las crónicas que saldrán publicadas en la edición de este domingo.

La comunidad lleva años ahí. Su caso no es nuevo; al contrario, ha sido materia prima de notas periodísticas y un documental en los últimos años. En mi primera visita me encontré con Alejandra Sánchez, una octogenaria que fundó la comunidad junto a su suegra Arcadia Valdez hace unas seis décadas. Otros fundadores también siguen ahí.

Comunidad Colinas de Cuscatlán

Alejandra es uno de los personajes destacados de la crónica y con ella se recrean escenarios que forman parte de la dinámica de la comunidad. Escenas que resultaron clave para el relato, como cuando Alejandra me pidió que la acompañara a visitar a su esposo Jesús. Esa escena dejó al descubierto el arraigo que sus habitantes sienten por este lugar y descubrí que ese es un sentimiento que une a estas familias, además de las carencias. Aquí se tiene más temor al vivo que al muerto. Luego de un reporteo intenso, me atrevo a afirmar que la crónica redescubre la comunidad del cementerio. 

¿Había oído hablar antes de la comunidad que vive en el cementerio de Antiguo Cuscatlán?

29 Ene 2009 Las siete diferencias
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Estas dos imágenes fueron tomadas el mismo día con la misma cámara y en la misma ciudad: Cartagena de Indias (Colombia). Les reto a que busquen al menos siete diferencias entre una y otra. Tiempo.

Arnulfo Guzmán, comunidad Marlinda
Arnulfo Guzmán, comunidad Marlinda
Plaza de los coches, Cartagena
Plaza de los coches, Cartagena

En El Salvador sabemos bien lo que son las desigualdades sociales. Parece que en otros lugares de América Latina lo que ha ocurrido es que han perfeccionado las formas de maquillar la tozuda realidad. La bella Cartagena, la Heroica, la ciudad de la magia. Muchos cartageneros no la reconocen así… y han pasado ahí toda su vida.

02 Ene 2009 La entrada y Jon Sobrino
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La entrada es la carta de presentación de una crónica. Y la entrada, no está de más aclararlo, raras veces coincide con el primer párrafo.  Suele ser bastante más larga y, si está bien escrita, se identifica porque tiene una estructura interna, un mensaje claro y un efecto cautivador. Debe funcionar como el anzuelo para que el lector decida leer el resto de las 3,000 o 4,000 palabras del relato.

Decirlo es relativamente fácil. No lo es tanto dar con la entrada que cumpla todos esos requisitos. Este domingo 4 de enero publico (al fin) un texto en el que llevaba varios meses trabajando. Se trata de un perfil del teólogo jesuita Jon Sobrino, uno de los que sobrevivió a la masacre que el Ejército salvadoreño perpetró el 16 de noviembre de 1989 en la UCA.  A continuación, les dejo la primera de las entradas que escribí.

¿Qué siente alguien que conoce con certeza el lugar donde lo enterrarán? ¿Qué siente cuando sabe que algún día será parte del museo que él mismo ayudó a crear? Son preguntas que me asaltan ahora, cuando faltan minutos para que Jon Sobrino nos reciba en su oficina de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). La cita es a las 4 de la tarde de un día de diciembre, pero fotoperiodista y yo hemos llegado con los minutos suficientes de antelación como para hacer una breve visita í¢â‚¬â€œuna másí¢â‚¬â€œ al Museo de los Mártires y a la capilla donde hay enterrados ocho jesuitas. Ahí me surgieron las preguntas, pero dudo si me atreveré a platearlas. Después de más de un año de escuchar sus homilías, de lectura de sus textos, de algunas pláticas informales y de entrevistar a personas que lo conocen bien, la imagen que tengo de él es la de un hombre estricto, severo, desconfiado de la prensa e implacable con la falta de seriedad. Y hablar sobre su muerte no parece ser un tema amigable. Menos si se tiene en cuenta que está a días de cumplir 70 años y que su estado de salud es delicado.

Dudo si me atreveré a platearlas.

í¢â‚¬â€Adelante, pasa. Ah, ¿los dos vienen? Adelante, siéntense donde mejor les parezca.

De su despacho espartano destacan pocas cosas: el sinnúmero de libros, un viejo teléfono de oficina que sobrevivió al cambio de siglo y fotografías enmarcadas de personas muertas: de Monseñor Romero, de los jesuitas asesinados en 1989, de Rutilio Grande, de Jon Cortina.

Hace calor.

Jesuita y teólogo, Jon Sobrino Pastor llegó a El Salvador en 1957 y obtuvo la nacionalidad salvadoreña en 1989. Es, por tanto, uno de los salvadoreños con mayor reconocimiento internacional, a pesar de que mantenga un perfil más bien bajo en su país. Pocas entrevistas, pocas apariciones en radio o televisión, pocas presentaciones fuera de la UCA. Fuera todo cambia. Le llueven invitaciones para ir a dar conferencias en casi todo el mundo, ha escrito libros que otros tradujeron, y su doctrina sobre la Iglesia católica fue un verdadero dolor de cabeza para un cardenal llamado Joseph Ratzinger que años después se convirtió en un Papa llamado Benedicto XVI. El punto álgido de esta tensa y larga relación entre dos personas que nunca se han visto las caras tuvo lugar en marzo del año pasado, cuando trascendió que Benedicto XVI ordenó publicar la Notificación que concluía que dos libros escritos por el salvadoreño contenían í¢â‚¬Å“un elenco de proposiciones erróneas o peligrosasí¢â‚¬Â. Transcurridos casi dos años de aquel jalón de orejas papal, Sobrino se mantiene fiel a sí mismo.  Continúa oficiando misa en la misma iglesia humilde, conserva un discurso en el que abundan palabras como oligarquía o imperialismo, y se mantiene firme en lo que alguien décadas atrás bautizó como la opción preferencial por los pobres.

Ahora está aquí sentado, dispuesto a responder mis preguntas, pero temeroso aún del uso que yo, un desconocido, pueda hacer de ellas.

í¢â‚¬â€Lo que te quiero decir í¢â‚¬â€œme dijo con tono paternal unos días atrásí¢â‚¬â€œ, y creo que entiendes bien, es que ahora soy un señor al que Roma le dijo que es malo.

La entrada que acaban de leer la terminé desechando. Demasiados datos, demasiado fría, demasiada presencia del periodista, paranoia de última hora… Quizá un poco de todo. El domingo, si quieren, pueden leer la entrada por la que me decidí y el resto del perfil del salvadoreño Jon Sobrino, que mide más de 6,000 palabras.  Honestamente, y después de un parto tan difícil, aún dudo si el cambio fue para mejor. Lo de las entradas es un arte muy difícil de dominar.

 

23 Dic 2008 Navidad
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El Salvador

El Salvador

 

Es obvio que no es por su calidad por lo que he subido esta fotografía al blog. La tomé hace algunas semanas en la puerta de una iglesia de Santa Tecla. Necesitaba memorizar la escena, y ¿qué mejor que complementar con una cámara las anotaciones que hago en mi libreta?

 

El cuadro, que se repite cada domingo, es dantesco. Al terminar la misa, se colocan en dos hileras con la esperanza de que los parroquianos que salen de escuchar el sermón hayan sido tocados lo suficiente como para soltar unas monedas. Este es el país que tenemos, y lo digo con la seguridad que da la certeza de saber que cuadros similares se repiten en distintos puntos del país a diario. Alguna vez ya escribí que El Salvador dolía.

 

Por si no nos vemos mañana, ¡Feliz Navidad!

 

Pensemos más en todos.

23 Nov 2008 ¿Mejora nuestra América Latina?
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Anoche estaba leyendo uno de los libros editados por el Centro Monseñor Romero de la UCA, y algo me llamó la atención. El libro en cuestión es el cuaderno #18, titulado í¢â‚¬Å“Cartas pastorales y discursos de Monseñor íƒâ€œscar A. Romeroí¢â‚¬Â, e incluye algunos de los textos más significativos del arzobispo asesinado de un disparo en el corazón.

Por supuesto, ahí se encuentra la trascendental cuarta carta pastoral, presentada en agosto de 1979 y que se hizo eco del espíritu emanado de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Puebla (México) pocos meses antes.

Lean, por favor, estos párrafos de la carta pastoral retomados del Documento de Puebla:

 

í¢â‚¬Å“La situación de extrema pobreza generalizada adquiere en la vida real rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo, el Señor, que nos cuestiona e interpela:

Rostros de niños, golpeados por la pobreza desde antes de nacer, por obstaculizar sus posibilidades de realizarse a causa de deficiencias mentales y corporales irreparablesí¢â‚¬Â¦

Rostros de jóvenes, desorientados por no encontrar su lugar en la sociedad; frustrados, sobre todo en zonas rurales y urbanas marginales, por falta de oportunidades de capacitación y ocupación;

Rostros de campesinos, que como grupo social viven relegados en casi todo nuestro continente, a veces, privados de tierra, en situación de dependencia interna y externa, sometidos a sistemas de comercialización que los explotan;

Rostros de obreros frecuentemente mal retribuidos y con dificultades para organizarse y defender sus derechos;

Rostros de subempleados y desempleados, despedidos por las duras exigencias de crisis económicas y muchas veces de modelos de desarrollo que someten a los trabajadores y a sus familias a fríos cálculos económicos;

Rostros de marginados y hacinados urbanos, con el doble impacto de la carencia de bienes materiales, frente a la ostentación de la riqueza de otros sectores sociales;

Rostros de ancianos, cada día más numerosos, frecuentemente marginados de la sociedad del progreso que prescinde de las personas que no producen.í¢â‚¬Â

 

Esto que acaban de leer se redactó hace casi tres décadas, pero da la impresión de que alguien lo escribió ayer mismo. Pasan los años, pero ¿mejora nuestra América Latina?