Se me erizó la piel viendo el recibimiento que la afición del Atlético de Madrid dio a su equipo. El cuadro de Simeone venía de perder 3 a 0 frente al Real Madrid en el partido de ida de una de las semifinales del máximo torneo europeo de clubes. La remontada se antojaba imposible para los expertos, menos para los aficionados, los jugadores y el cuerpo técnico del llamado equipo colchonero.
Confieso que luego del Aguila de San Miguel y del Napoli de Italia, le voy al Real Madrid. Pero en el partido de ayer la actitud de la comunidad del Atletí, me contagió. Y el milagro casi ocurre. En 16 minutos los rojiblancos se pusieron al borde del milagro. Pero, al final pudo más el peso de los jugadores del equipo blanco. Un gol de Isco, ese pequeó genio incomprendido por Zidane, bastó para derrumbar un sueño.
Sin embargo, nadie se fue del estadio Vicente Calderón. La multitud aplaudió la épica pero insuficiente victoria de su equipo. Aplaudio su garra, su entrega y ese sentimiento de pertenenecia a algo espartano que el Cholo Simeone transmite, incluso a sus adversarios.
Grande la aficion del Atleti. Grande el equipo, grande Simeone. Grandes por regalarnos en clave de fútbol una actitud que uno debe tener ante la vida: vivir de pie, gritando y vociferando ya rondando en el polvo la cabeza, como decía otro argentino, como el Cholo, el poeta Almafuerte.
Como contrasta la actitud de la afición del Atleti con la afición de la selección de Argentina. La albiceleste ha logrado tres subcampeonatos seguidos. Dos en la copa América y una en el pasado mundial en donde enfrentaron a una Alemania que venía de humillar a Brasil en su casa 7 a 0.
Falló higuaín tres veces. Pero ningún ortro delantero anotó goles. Argentina perdió no por los fallos del pipita, sino porque los rivales fueron superiores. Pero lejos de animar a sus jugadores, casi todos estrellas en sus respectivos equipos, la afición de Argentina optó por odiarlos. HIguain, uno de los diez goleadores históricos de la Selección, anotados de más de 100 goles con el Real Madrid, 91 con Napoli, más de 30 en su primera temporada con la juve y contando.
Higuain el goleador record de Italia en una temporada, cosa que no logró Batistuta, ni Ronaldo, ni Maradona. Pero la afición lo odia. No hay cosa que más teman los jugadores argentinos, Messi incluído, que jugar en un estadio de su país en un partido oficial. Es menos hostil el ambiente en el estadio del rival. Esto solo se explica por la frustración colectiva de los argentinos por no lograr en el fútbol, un área en donde les sobra el talento, lo que quisieran lograr en aspectos más relevantes como nación.
Lo irónico que el gran creador de la nueva mística del Atleti, sea un argentino, quienes tienes en buena medida a la Juventus al borde de un triplete histórico sean dos argentinos, Dybala y el odiado Higuaín que no se cansa de meter goles contra las defensas más dificiles de cualquier liga.
Nadie es profeta en si tierra. Menos en esa veleidosa, hermosa, apasionante e ingranta nación que es Argentina.