Encarcelan y deportan a Jesucristo

Últimamente, la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, promulgó la polémica ley SB 1070 que convierte en delito la inmigración ilegal en ese Estado fronterizo, en donde se estima residen unas 460 mil personas ilegales. Hay que recordar que muchos de nuestros hermanos salvadoreños forman parte de la comunidad de ese Estado y que con ellos resultan afectadas muchas de nuestras familias.

La norma, entre otros aspectos, autoriza a la Policía del Estado a detener a cualquier persona si hay “sospecha razonable” de que es inmigrante ilegal.

Esto significa que con el nuevo marco legal que entrará en vigor en 90 días, la Policía tendrá la facultad de detener a personas que, por su cara, aspecto o el color de su piel, pueda ser considerado un ilegal.
Hay algo que estamos dejando de lado y que estamos equivocados si pensamos que no pasará y que está plasmado en el evangelio de San Mateo 25, 31-46, “entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.” Entonces dirán también éstos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?” Y Él entonces les responderá: “En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo”. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.

Jesús no busca la condenación de nadie, más aun, llama a la conversión (Mc 1,15) al movimiento del “corazón contrito”(Sal 51,19), que atraído por la gracia responde con el amor misericordioso que antes ha recibido de Dios.

Con esta reflexión no busco juzgar una ley humana, no me corresponde a mi hacerlo, sino llamar a todo el pueblo cristiano a reflexionar sobre la forma como tratamos a los “forasteros modernos”, ¿somos capaces de ver en ellos a Cristo?

Dios nos dio la creación entera para que dispusiéramos de ella, y ¿quiénes somos nosotros para discriminar de una manera tan cruel a un hermano por su color de piel, por su estatus económico o condición migratoria?

Simplemente no hay derecho. Es necesario recordar que en cada corazón habita Jesús, y que al final de los tiempos nos van a juzgar con base en el amor.

2 pensamientos en “Encarcelan y deportan a Jesucristo

  1. Laurita

    Muchas personas han sido perseguidas y seguiran siendolo si no manifestamos nuestro descontento y no apoyo a esta ley. Gracias Padre MArtin por escribir en este blog

    Responder
  2. Víctor Gil

    Pues, como dice la palabra del señor, el se encuentra en cada uno de nosotros (sea blanco, negro, amarillo) tenenmos que darle apoyo en todos los aspectos, máximo si es forastero (indocumentado), espero que el señor toque esos corazones duros y sé que el hara la obra, para nuestros hnos.

    Paz y bien

    Responder

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *