¿Quiero matar a pedradas?

Todos conocemos la parábola de la mujer adultera (Juan 8, 1-11). Es aquella donde Jesús se encuentra predicando y de repente, los fariseos y los maestros de la ley le llevan a una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La colocaron en el centro de la muchedumbre, le dijeron que según la ley de Moisés, ella debía morir apedreada. Fue en ese momento que le preguntaron a Jesús ¿Qué pensaba él?
Jesús, entonces se inclinó y se puso a escribir en el suelo y debido a la insistencia de los mismos, él respondió con una de las frases más emblemáticas de todo el Cristianismo: “Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le arroje la primera piedra”. Al escuchar lo anterior el grupo se retiró y Jesús se quedó con la mujer. Entonces, le preguntó: “mujer, ¿Dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?” Ella respondió: “Ninguno, Señor”. Y al final del diálogo Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no vuelvas a pecar”.
“Tampoco yo te condeno”. Esta es la frase en la que se centra esta enseñanza. A veces en nuestras comunidades o en la sociedad en general, nosotros somos ese grupo enardecido que busca acusar a cualquier persona y librar nuestras frustraciones apedreando al prójimo con nuestras palabras.
Si el mismo Jesús no condenó a la mujer, fue para mostrarnos que cada uno de nosotros no somos, precisamente, ángeles caídos del cielo. La mayoría tratamos de perseverar en Cristo siendo parte activa de una comunidad. Pero, en la iglesia que tiene sus puertas abiertas a todo aquel que desee acercarse a Dios, nosotros nos convertimos en los que, sin que nadie nos lo solicite, hacemos “casting de buenos cristianos” según nuestros estándares personales.
Estamos invitados a no juzgar a nadie y a brindar nuestro testimonio mediante el amor que el mismo Jesús trató de inculcarnos hace más de dos mil años. Es una lástima que ahora parece necesario que el mismo Jesús vuelva a esta tierra, para repetirnos de nuevo todas sus enseñanzas. Y quizá sería necesario que para que verdaderamente interiorizáramos estas palabras, nuestro Señor nos enviara un curso en audio y video que se llamara: “Cristianismo para principiantes”.

5 pensamientos en “¿Quiero matar a pedradas?

  1. DOVD

    Todos los dias espero con ansias, para conocer un poco más dela palabra del señor, no hay dudas que siempre crezco más en mi fé al leer su blog; lo que trato siempre es de aplicarlo en mi vida, siendo honesto conmigo, siempre me cuesta mucho, ojala que hoy, por lo menos este día tenga presente que no estoy libre de pecado y quiere condenar y apedrear a mi projimo, ya que ni el señor condeno a aquella mujer, quines somos entonces nosotros para hacerlos; pero tambien es bien importante, que al no condenarla le dice que se vaya y que no siga pecando. No hay que ser de los fariseos o de los maestros de ley, que creian me imagino, en aquel entonces ser unos fieles aplicadores de las normas legales de la epoca, y pretender estar salvos de pecados, fijandonos en los errores de los demas, sin ver los nuestros propios; Jesús en ese momento es flexible en cuanto a aplicar las leyes de los humanos, y no condena a la mujer, pero dicha flexibilidad la aplica con la sabiduría que nuestro padre Dios le dió, por eso considero que debemos siempre, a cada minuto pedir la misma sabiduría para no apedrear al projimo. Que Dios lo bendiga padre, no hay duda que el espiritu santo, se ha derramado en usted.

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  2. Irma de Rugamas

    Muchas veces, tratamos de medir a las personas con el estandar que nosotros mismos no somos capaces de alcanzar, y vemos las imperfecciones en otros, que, por nuestra perfecta imperfeccion de superioridad, y nos hace pecar mas, ya que tiramos la piedra y escondemos la mano.

    Somos crueles juzgando, cuando en realidad debiamos ser misericordiosos tal como Jesús lo es con cada uno de nosotros

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  3. Manuel de Jesús Rodríguez Miranda

    Monseñor Avalos, que importante reflexión nos da para que la practiquemos en nuestra vida cotidiana; considero muy sabias sus palabras al manifestar que muchos de nosotros que nos encontramos inmersos en cualquier movimiento de la iglesia en algunas ocasiones estamos pendientes de condenar el accionar de otras personas y no somos capaces de reconocer nuestros errores; adelante en esta misión evangelizadora y que Dios lo bendiga

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  4. lucy pineda

    Gracias Padre por sus ensenanzas, es bueno recordar que no tenemos ningun tipo de solvencia para juzgar a nadie y que como usted dice debemos predicar con nuestro testimonio de vida y aprender a ser un poquito considerados con los demas, tratar de ayudar no de juzgar, si Dios siendo Dios es infinitamente misericordioso por que nosotros siendo imperfectos nos atrevemos a ver y senalar la paja en el ojo ajeno sin ver la viga que esta en el nuestro.

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