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Controversia sobre La Clinica Romero en Los Angeles

La clínica Romero

Uno de los papeles fundamentales de las organizaciones sin fines de lucro de nuestra sociedad es ayudar a las personas más carenciadas mediante la prestación de servicios y programas, pero en este proceso, muchas de estas organizaciones desvían su misión de ayudar a los más necesitados y en vez se involucran en actividades polémicas y autodestructivas.

El caso más reciente y polémico ocurrido en Los Ángeles involucra a la Clínica Romero, una organización sin fines de lucro. Esta organización de la comunidad fue fundada a comienzos de la década de 1980 para ayudar a los refugiados centroamericanos a cuidar su salud y recibir atención médica. La Clínica Romero dejó de ser una pequeña organización de base en la comunidad para convertirse en una importante institución multimillonaria, que tiene un presupuesto de más de 10 millones de dólares y actualmente cuenta con tres sucursales. Es la excepción a la regla, ya que la mayoría de las organizaciones sin fines de lucro que ayudan a centroamericanos tienen presupuestos pequeños en comparación con la Clínica Romero.

Esto puede deberse a que la organización creció demasiado rápido para intentar satisfacer las necesidades de la comunidad. También ha dependido mucho del apoyo brindado por el gobierno, que recientemente redujo drásticamente los fondos destinados a las organizaciones sin fines de lucro.

Sin duda, la Clínica Romero ha jugado un papel fundamental al ayudar a miles de personas a tener acceso a la atención médica, pero también es claro que ha sufrido un gran impacto debido a la recesión económica.

Desafortunadamente, ahora oímos acusaciones y rumores de que el actual director ejecutivo y el presidente de la junta directiva participaron en actividades ilícitas, y se han organizado manifestaciones públicas en protesta, exigiendo sus renuncias. Sin embargo, no podemos olvidar que por ahora son solo acusaciones y rumores. Debemos valorar y respetar el lema de «inocente hasta que se demuestre culpable».

Muchos empleados fueron despedidos recientemente, ya que la recesión económica no ayudó a la Clínica Romero a recaudar suficientes fondos, y dichos despidos han generado mucha irritación. Además, la Clínica Romero es claramente la excepción a la regla, ya que cuenta con un sindicato de trabajadores que representa al personal.

En última instancia, son los pacientes los que más sufren a causa de estos conflictos. Es cierto que es responsabilidad de la junta directiva realizar una gestión a nivel de macroinstitución y ayudar a garantizar que el presupuesto esté saneado. Sin embargo, las operaciones diarias son responsabilidad del director ejecutivo, quien debe contratar personal competente y eficaz para el desarrollo y la recaudación de fondos.

Lo que la Clínica Romero necesita es una estrategia inmediata para poner en orden sus finanzas y trabajar en equipo. El resto de los miembros de la junta, la gerencia y el sindicato de trabajadores deben actuar con racionalidad y concentrarse en recaudar fondos para ayudar a la Clínica Romero a superar este difícil período. Es más fácil hacer acusaciones destructivas que ayudar a recaudar los fondos necesarios para poder continuar ofreciendo estos servicios de salud vitales.

La dinámica de los reproches y de las culpas no generará subsidios federales, estatales ni locales, ni tampoco subsidios por parte de fundaciones. La Clínica Romero es vital para la comunidad salvadoreña/centroamericana, que lleva el nombre del arzobispo Romero, asesinado por una cuadrilla de la muerte en 1980 mientras celebraba una misa. Su deseo era que los pobres fueran tratados con dignidad y respeto.

El arzobispo Romero sentiría mucha desilusión si viera a la Clínica Romero sumergida en esta polémica, en que su personal, que supuestamente son personas progresistas, pelea entre sí y se ataca mutuamente.

Todas las partes involucradas en los asuntos de la Clínica Romero deben hacerse responsables ante los miembros de la comunidad a la que sirven. La junta directiva y el director ejecutivo deben actuar y recolectar los fondos necesarios para ayudar a la Clínica Romero a superar las graves dificultades económicas.

También sería muy constructivo que las personas más indignadas con este asunto ayudaran a recaudar fondos para salvar a la Clínica Romero. No hay tiempo para continuar con luchas internas y actitudes autodestructivas.

La Clínica Romero debe trascender la polémica y las protestas, su papel es servir a los más necesitados mediante la prestación de servicios de atención médica. El arzobispo Romero entregó su vida peleando por los pobres. Ya que esta organización sin fines de lucro eligió llevar el nombre del arzobispo Romero, la Clínica Romero debe proteger su reputación e integridad para continuar sirviendo a los más necesitados.

Randy Jurado Ertll es un autor salvadoreño www.randyjuradoertll.com