Archivo para ◊ abril, 2009 ◊

03 Abr 2009 Sobre la edición del 5 de abril

Hay colegas periodistas que en su ignorancia creen que el buen periodismo solo es el que sale de los despachos ministeriales o de las comisiones legislativas. Un artículo lo miden en función de cuántos políticos, funcionarios, analistas o dizqueanalistas aparecen citados como fuentes. En sus celulares tienen los teléfonos de todos los diputados pero ni recuerdan la última vez que caminaron por el centro de San Salvador o que visitaron un cantón por iniciativa propia. Y además, se atreven a mirar por encima de hombro a quien se aleja de esta su limitada concepción de la profesión. En la revista Séptimo Sentido pensamos que el periodismo debe estar pendiente de los ministerios, obvio, pero también debe de estar pendiente de lo que se cuece en las calles. La crónica que el próximo domingo firma Rossy Tejada es un ejemplo meridiano. Aborda un tema que, si se mide con los parámetros del periodista-funcionario, resulta banal. A mis ojos, es un relato que aborda un pedazo de la realidad salvadoreña, como lo es la creencia en los brujos. Con sus virtudes y con sus defectos, que los tiene, esta crónica es un exponente de buen periodismo, aunque en ella no se cite a un solo político.

 

Me extendí demasiado presentando uno solo de los temas, y toca pasar nomás de puntillas sobre los otros tres.  La edición incluye una larga entrevista con Gervasio Sánchez, uno de los más reputados fotoperiodistas españoles, que mantiene una estrecha relación con El Salvador desde que visitó el país en 1984 (leer aperitivo pulsando acá). Además, un reportaje gráfico sobre el inicio de la temporada de la matanza de focas arpa en Canadá, y un fragmento de la novela í¢â‚¬Å“El perro en la nieblaí¢â‚¬Â, del periodista y escritor salvadoreño Róger Lindo.

 

Esperamos que la disfrute. Es para lectores como usted.

02 Abr 2009 Entrevista con Gervasio Sánchez

Gervasio Sánchez es un periodista español que lleva un cuarto de siglo fotografiando y contando conflictos armados y víctimas de los conflictos armados. Su particular odisea, nos dijo, la comenzó con la guerra de El Salvador, allá por octubre de 1984. Hace unas semanas estuvo de nuevo por acá y aprovechamos para hacerle una entrevista que podrán leer en la edición de Séptimo Sentido del próximo domingo.

 

Fue una larga plática la que mantuvimos con Gervasio y lo que acá les dejo, como aperitivo, son algunas de las respuestas que quedaron fuera de la versión que saldrá impresa.

 

Sobre si guarda algún recuerdo especial de la guerra salvadoreña…

Sí, varios. Recuerdo, por ejemplo, que un niño de un campo de desplazados, en San Francisco Gotera, cuando le conté que era de España me preguntó: í¢â‚¬Å“Y su país, ¿con qué país está en guerra?í¢â‚¬Â.  Tenía 11 o 12 años, la edad que tiene ahora mi hijo, pero hablaba con gran madurez. Le respondí que España había estado guerras tremendas, que Europa inventó todo lo peor que ha hecho el ser humano, pero que en aquel momento España estaba en paz. Y en niño me replicó: í¢â‚¬Å“¿Y cómo es un país en paz?í¢â‚¬Â Yo era muy joven y aquello me marcó mucho.

 

Sobre el porqué de su simpatía hacia El Salvadorí¢â‚¬Â¦.

Hay un momento importante en mi vida, que es cuando en 1983 entre a formar parte de Amnistía Internacional en Barcelona, una ONG que en aquel entonces en España era marginal. Pero, nada más llegar, me pidieron que me encargara de Centroamérica y me pusieron sobre la mesa unos grandes fólder sobre El Salvador y Guatemala. Esos informes me impresionaron tanto que me propuse venir para ver con mis propios ojos si eran o no ciertos.

 

Sobre los héroes nacionales de casi todos los países, que suelen ser asesinos…

Sí, sorprende. La lista de héroes históricos está formada por violadores, asesinos, criminales, ladrones que ejercieron el poder en tiempos en los que no había ni periodistas ni ONG ni organismos internacionales.

 

Sobre la ética es lo que diferencia a los buenos y a los malos periodistasí¢â‚¬Â¦

El apego a la ética profesional debe marcar todas las profesiones, no solo a los periodistas. Lo que siempre digo a la gente joven, que tiene muchas ansias de correr, es que primero hay que saber circular por las carreteras secundarias del periodismo, e ir a una velocidad moderada. Las autopistas, querer ganar premios y publicar libros, pueden generar muchos problemas a los jóvenes.

 

Estas respuestas, reitero, fueron los descartes. Espero que les guste la entrevista que saldrá el domingo.

 

Fotografía de Gervasio Sánchez

 

Esta fotografía es de Gervasio Sánchez, de su interminable proyecto í¢â‚¬Å“Vidas minadasí¢â‚¬Â. La Agencia Efe lo acaba de galardonar con el Premio Rey de España por esta imagen.

01 Abr 2009 Entonces, ¿quieres ser fotoperiodista?
 |  Categoría: Reflexiones  | Tags: ,  | 2 comentarios

Este es el título de un artículo que ha sido lectura obligada para los aspirantes a fotoperiodistas en La Prensa Gráfica cuando recién ingresan a trabajar a este medio. En el texto se presentan los retos de esta profesión que aspirar a fundir las detrezas de un fotógrafo con el juicio informativo de un periodista.  Entre las preguntas que se platean para detectar vocaciones están las siguientes:

1. ¿Qué es lo que usted espera de una profesión como fotoperiodista?  ¿Dinero, glamour, satisfacción de su ego? ¿Se mira usted como una figura popular del mundo maravilloso y espectacular del fotoperiodismo?

2. ¿El fotoperiodismo le ofrece satisfacción a su ego?

3. ¿Está usted interesado en el periodismo tanto como lo está en la fotografía?

4. ¿Es usted una persona educada?

5. ¿Está usted bien informado?

6. ¿Tiene usted la suficiente energía?

7. ¿Está usted preparado para ser un contador, secretaria, hombre de negocios, director, publicista y vendedor?

8. ¿Ama usted su trabajo?

Estas son algunas de las preguntas que se tienen que responder. Durante años fui el editor del departamento y recibí a los jóvenes interesados en el fotoperiodismo y sus respuestas; algunas acertadas, otras no tanto. Sin embargo, muchos de los que se quedaron en La Prensa Gráfica han llegado a ser algunos de los mejores fotoperiodistas de este país.

Las respuestas que más me impactaron fueron las de una mujer. Me reservo su nombre porque no le pedi autorización para publicarlo, pero ella concluyó que el trabajo de fotoperiodista es de lo mejor, y el que se queja es como dice la canción de Facundo Cabral: ‘El que trabaja en lo que no ama, aunque lo haga todo el tiempo, es un desocupado’.

Esta fue su reflexión:

Mis amigos repiten la misma historia. Cuando tengo tiempo para ellos, ya es muy tarde. Mi novio está a punto de cortarme y el cuerpo parece estar llegando al límite. Aún no comulgo con mi equipo y el alma que debe estar en la foto no se encuentra por ningún lado.  A medida que la semana transcurre disparo sin sentido y la frustración me invade. Entonces me quiebro, y pierdo el temple. Este quiebre me enseña, me sacude y pone todo en perspectiva. ¿De verdad quiero todo esto? ¿El cansancio, la soledad, los vacíos y la inseguridad de sentir que no lo estoy haciendo bien?

Cada día, al levantarse el sol, la búsqueda por una imagen se convierte en un estilo de vida; arduo trabajo y privaciones les esperan a quienes decidan hacerlo suyo. En la toma de esta decisión, los matices y el amor por el trabajo son fundamentales.

Mientras negocio con el despertador el último minuto de sueño la afirmación parece retumbar en mi cabeza. Así que quieres ser fotoperiodista… aquel artículo ha descrito las últimas tres semanas de mi vida. Es la segunda semana, el día empieza y no he comido nada aún. La noche anterior no hubo descanso, los parciales me esperan por la tarde. Mientras intento apresuradamente llegar en medio del tráfico matutino al trabajo, el celular suena. Es mi madre que me desea un buen día de trabajo. No he pasado mucho tiempo con ella. Cuando llego a  casa es tarde y ella se encuentra dormida.

 Solo dos semanas han bastado para doblegar mi orgullo y hacerme entender que tengo mucho que aprender, que en medio de toda esta adversidad me fortalezco, me hago día a día mejor fotógrafa, me convierto en fotoperiodista. He regresado a las bases, me he caído del pedestal en el que creí encontrarme y me sorprendo a mí misma dispuesta a descubrir lo nuevo, lo que me haga mejor. Estoy dispuesta a escuchar y a aprender, y lo que venga ya solo puede ser ganancia.

Este es mi sueño, mi sueño de niñez y verlo convertido en realidad dependerá de mí.

¿Que si quiero ser fotoperiodista? Sin dudarlo, después de dar una probadita a este nuevo mundo puedo decir que sí.

Si usted, amigo lector, está interesado en ser fotoperiodista o simplemente quiere sabe run poco más sobre esta profesión, puede leer el texto motivacional entero pulsando aquí.