La oración constante

Para este domingo 2 de diciembre Dios nos habla de una realidad a la que todos nos vamos a enfrentar, pero no lo hace con el afán de hacernos angustiar, sino que con el deseo de que estemos preparados para gozar de su Gloria; más allá de sufrir los desastres anunciados por muchos. Leamos la lectura del santo Evangelio según san Lucas (21, 25-28. 34-36):
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad. Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación. Estén alerta, para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos; porque caerá de repente como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra. Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Un hecho al que debemos prestar atención y hacer vida es el consejo de Jesús a mantenerse en oración constante. Más allá de afligirnos por los desastres que se nos anticipan en el Evangelio, reflexionemos sobre qué estamos haciendo para ganar méritos en el cielo.
Mantenerse en oración continuamente es una de las cosas más difíciles que hay. Rezar una novena, ir a misa los domingos y/o fiestas de guardar es relativamente fácil. El verdadero reto está en mantenerse siempre en el camino del Señor. Cuando estamos en casa, cuando los problemas y el desgano nos invaden es cuando más atención debemos prestar a nuestra espiritualidad, pues es de esos momentos que el enemigo se vale para hacernos caer.
Como todo hábito, la oración se adquiere con la repetición. Puedes empezar gradualmente e ir elevando el nivel, el tiempo o el método hasta que esto sea parte de tus actividades diarias. Existen muchas maneras de entablar la comunicación con Dios. Puede ser con tus propias palabras: Lo que nace de tu corazón. También puedes hacer uso de algún libro o reflexiones que te ayuden a entrar en sintonía. De igual forma, te puedes iluminar con la Palabra de Dios. Lees un texto y meditas sobre él o bien podrías imaginarte en esa escena. Si es un pasaje con Jesús, piensas cómo hubieras actuado ante Él, qué te habría respondido, cómo lo hubieses disfrutado.
En fin, más que pensar en el final de este mundo, ora constantemente. No olvides que el poder del cristiano está en la oración y ante cualquier circunstancia es tu mejor arma.
Comienza a practicarla hoy mismo.

6 pensamientos en “La oración constante

  1. Ricardo Vasquez

    Padre Martin, no cree que ya es hora de que la Iglesia tome cartas en el asunto politico de El Salvador? Nuestro pais va mas para abajo y empeora cada vez mas! Mis constantes oraciones van para el pueblo salvadoreno por no estar reinado por una democracia adecuada a lo que nuestro padre indica.

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  2. DELMY FIGUEROA

    Buenas noches Monseñor Avalos, quiero darle las gracias por sus explicaciones en el evangelio pues me ayudan mucho, para mi diario vivir, Le ruego a Dios Todo Poderoso que lo proteja y me lo colme de muchas bendiciones y sabiduría. gracias m8 querido pastor .

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  3. esther

    querido padre, Gracias por tan acertadas palabras. Hagamos de la oración un habito y pronto veran ….los resultados son DIVINOS.

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  4. veronica calles

    muy sabias palabras sin oracion no podemos saber donde ir ni q hacer DIOS le bendiga y lo llene de mas sabiduria padre

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