Papá, Mamá: quiero ser científico
Escrito por: Jorge Colorado Publicado: 21-06-17 Comentarios: 0
No se asuste si un día su hijo o hija le anuncia que cuando sea mayor quiere dedicar su vida a la ciencia.
Tampoco se pregunte la razón, los niños –a diferencia de muchos adultos- son seres extremadamente curiosos e inquisidores, buscan respuesta a todo y el conocimiento científico le da una respuesta a casi todas sus interrogantes.
Los niños sienten una fuerte fascinación por la ciencia, todos ellos tienen un deseo incontenible con explorar, por ver a través de un microscopio o de un telescopio, por imaginarse dinosaurios moviéndose en el campo, por ver a los animales silvestres y de experimentar con todo lo que tienen a la mano. Lamentablemente los familiares, la educación formal y sus sistemas educativos opresivos o mediocres y hasta la religión, que ve pecado en cuestionar la realidad, se encargan de matarles el espíritu de curiosidad infantil.
Pero si la curiosidad y deseo de convertirse en científicos logra superar la niñez y sobrevive a la adolescencia, entonces es preciso considerar, para bien de sus propios sueños y para el desarrollo del país, que estos muchachos pueden dedicar su vida a la ciencia.
Tampoco suponga que si los niños desean estudiar matemática o biología van “a terminar dando clases”, en general las profesiones en ciencia son muy amplias y que pueden especializarse en campos que probablemente no le sean muy familiar en este momento; eso sí, muchos científicos pueden hacer una carrera docente de forma simultánea a sus profesiones, considere que compartir el conocimiento es un talento y una habilidad que no muchos poseen.
Y considerando la aglomeración de profesionales en carreras tradicionales, una carrera de ciencia o ingeniería es una buena opción para el futuro.
Las profesiones científicas son muy apreciadas en sociedades del primer mundo, estos países han llegado donde están por el talento y las ideas de gente que busca explorar, generar nuevas formas de hacer las cosas y resolver problemas.
Eso sí, al escoger una profesión lo más importante es el interés del joven en estudiar lo que le realmente le apasiona.
¿Qué hacer entonces si su hijo quiere ser científico?
Primero considere que clase de ciencia le interesa, porque la ciencia es un cúmulo de conocimientos muy amplios. También está la cuestión de la edad. Si su hijo es un adolescente probablemente ya tiene un interés sobre un campo específico, pero si es muy pequeño o pequeña habría que inducirlo a descubrir cual es la ciencia de su interés.
Si le gustan los dinosaurios o los animales, es muy organizado y le gusta mantener los juguetes clasificados con cierta lógica y orden es muy posible que el campo de la biología sea de su gusto.
Si tiene ideas muy complejas y se le hacen fáciles los cálculos, aunque no le guste memorizar quizás la matemática o la química sea su inclinación. Si le interesa la historia, le pide continuamente que lo lleve a los museos o los sitios arqueológicos, juega de excavar y de descubrir restos antiguos quizás considere ser arqueólogo. Si le interesa el espacio, los planetas, quizás quiera ser astrónomo o ingeniero espacial.
Considere que la educación de un niño es algo muy serio, hay que tener mucho tacto con ellos y es un proceso continuo. Los niños buscan modelos a seguir y está muy bien que admiren a científicos o que tengan un genuino interés en ellos. La astronauta estadounidense Sally Ride decía que era importante que las niñas buscaran modelos a seguir, porque eso era fundamental al momento de imaginar un futuro. Ella misma inspiró a muchas niñas a convertirse en científicas o exploradoras.
Trate de ampliarles la información que llega a ellos, considere llevarlos a un museo antes que un centro comercial. También considere que un juguete experimental, una brújula o un telescopio es mucho más beneficioso que un revólver de plástico o un carrito ¿Sabe que Albert Einstein se sintió fascinado cuando su padre le regaló una brújula? Él quedó maravillado por la misteriosa fuerza que hacía mover la aguja de la brújula y probablemente ese fue la chispa inicial de su carrera de científico.
No les inculque miedo a los números, ni hable mal de la matemática frente a ellos o diga que ciencias naturales o sociales son aburridas. Por nada del mundo vincule castigo físico –de hecho, es un delito y es un acto cobarde e inmoral violentar a los niños- al estudio, lo peor que usted puede hacer con sus hijos es golpearlos por olvidar el resultado de 7X8.
Realice con ellos juegos inteligentes, amplíeles el horizonte con libros, hágalos interesar por coleccionar rocas, hacer álbumes de hojas o impúlselos a experimentar, a llevar un cuadernillo de observación o preparar figuras geométricas en madera.
Infórmese del calendario de actividades del Observatorio Astronómico San Juan Talpa y si puede llévelos, así también al planetario del museo de niños Tin Marín y de los diferentes museos del país.
Considere que es mejor que los niños aprendan a programar un video juego y pasen horas en ello que pasar horas jugando. La programación es un proceso muy intenso, que requiere una serie de capacidades que si los niños logran obtenerlo será beneficioso para sus intereses en dedicarse a la ciencia. Si usted tiene los recursos para tener acceso a una computadora, busque con el niño videos tutoriales en YouTube sobre codificación y programación.
No se burle de los sueños de sus niños, si quieren ser astronautas déjelos expresar su intensión. A pesar que El Salvador no posee programa espacial, sí hay ingenieros aeroespaciales que están trabajando en cohetes, satélites y en un robot estratosférico.
Un científico no se hace de un día a otro, hay una serie de eventos que pueden parecer productos del azar que entran en juego y que tiene un gran impacto en la mente infantil. Cuando el niño vaya descubriendo el mundo que lo rodea, le irá comentando muy emocionado sus descubrimientos. No se sorprenda si lo cuestiona o lo corrige, de pronto se dará cuenta que su hijo conoce más especies de dinosaurios que usted.
Lo mejor que puede hacer es facilitarles el proceso educativo. Por supuesto que según sus circunstancias porque cada familia tiene sus facilidades y sus dificultades. El Salvador es un país muy pobre y no todo el mundo tiene suficiente dinero para comprar un telescopio o un microscopio, pero sí es posible realizar actividades que suplanten la falta de esos equipos y también organizando adecuadamente a su escuela es posible visitar el observatorio astronómico o el planetario.
El futuro del país será de los niños, pero eso depende de usted.