Dicen que los hombres no deben llorar, pero en realidad somos muy sentimentales en especial cuando no somos apreciados por lo que somos sino por lo que tenemos o aportamos a nuestras organizaciones u hogares, este fenómeno no es nada nuevo; en lo personal estoy claro que una gran mayoría de las parejas que hoy comparten sus vidas lo hacen por simple comodidad financiara o conveniencia social.
Los sentimientos han llegado a ser secundarios y los proyectos de vida ocupan el lugar equivocado en el orden familiar, cuando hablo de proyectos me refiero a los intereses comunes de una pareja; te gusta el lugar donde vives y sin ella no podrías pagarlo, te fascinan las atenciones de tu pareja pero detestas la intimidad con él. Este fenómeno se vive con mayor proporción en Europa y el Norte de América, donde parejas siguen juntas por necesidad ya que el Divorcio es caro como proceso.
Alguien me comentaba esta semana pasada que en algún Estado Mexicano, están proponiendo los matrimonios con caducidad, este ambicioso proyecto tiene como objetivo no el de desvirtuar el Matrimonio ordenado por Dios, sino el echo de no tener necesidad de incurrir en gastos innecesarios después de decidir la anulación del mismo, no importando las causas que tengan dichas parejas. Esto evitaría que los Juzgados de familia y los abogados estén atorados de trabajo en temas de Divorcio.
Llorar para adentro es una terapia tóxica pero funcional, tu silencio hace más que la multitud de palabras dichas con Ira; el llorar para adentro te garantiza que no será por lástima que estará tu pareja a tu lado, llorar para adentro es la salida rápida a un alma que está verdaderamente herida y agotada de tanta exigencia acompañada de indiferencia, te ayuda a valorar lo que otros ven, que tu pareja desconoce de tu personalidad y espiritualidad.
Llorar para adentro le toca a los hombres y mujeres de valor que quieren servir al prójimo y al Señor, llorar para adentro es lo que hoy practico en mi vida para encontrar a mi problema una salida; con esto les digo que pronto encontraré el coraje para cambiar de vida y entrar en este proceso de salida. Es la fórmula que muchos utilizan para cerrar la puerta a la debilidad y dolor de lo cual está lleno El Salvador, por tanta muerte y tanto dolor, este llanto te cambia del dolor hasta el color.
Termino recomendando que esta práctica no sea algo en tu vida eterno, pues el daño de vivir por apariencia no tiene mayor ciencia pero si una dura consecuencia, vendrá un tiempo donde te sentirás no solamente desperdiciado sino hasta menospreciado aun por la persona que tienes a tu lado; para dejar de llorar para adentro tienes un tiempo límite y ese tiempo es otorgado por la fortaleza de tu corazón, no esperes mucho para iniciar con Cristo tu Salvador una nueva relación, Él te devolverá la razón y un nuevo corazón.