En la vida existen cosas que apasionan, el deporte, la casa, la moda, el trabajo y muchas otras cosas más; pero el peligro inicia cuando ya no hay pasión por lo que hacemos para ganarnos la vida o para mantener el matrimonio vivo o una relación comercial en general, la Biblia dice que todo tiene su tiempo y todo tiene su hora, será pues necesario evaluar si es tiempo.
El primer paso será ver si lo que haces ya no te es emocionante, cuando llegar a servir a tu Iglesia o parroquia es una carga en lugar de un privilegio, estamos en problemas. Si ese proyecto ya no invade tu alma y pensamiento es tiempo.
El segundo paso es analizar si disfrutas de la compañía de tus colegas o familiares en el desarrollo de tus actividades, si verles la cara te es gravoso o hasta doloroso, si escribir un reporte de trabajo lo sientes difícil aun conociendo que lo has hecho bien, es tiempo.
El tercer paso será reconocer si crees en tu mente que la vida tiene cosas mejores para ti, que alguien te espera al otro lado del mundo para llenar todas tus expectativas de vida y ya no te importa lo que te rodea, es tiempo.
El cuarto paso es notar si lo que haces ya no te impresiona como antes que te sentías todo un Don Juan como parte de este equipo de trabajo al cual aún perteneces, si te da vergüenza el pensar que perteneces y te cuesta ponerte el uniforme, es tiempo.
En quinto lugar, si has perdido el respeto por tu jefe y lo vives criticando por cada cosa que hace, ya sea que lo hagas en silencio o a toda voz, en la empresa o en la casa, frente a tus hijos, amigos y familiares, es tiempo.
Es tiempo de que madurez, que respetes a tus mentores, que pongas los pies sobre la tierra, que entiendas que no estás renunciando, es que no sabían ellos como quitarte sin pagarte todo tu pasivo laboral, es tiempo que entiendas que nadie es indispensable y que las fugas geográficas no arreglan los problemas del corazón.
Si aun estás leyendo, te cuento que hay esperanza; madura, analiza, alista tu mente y corazón, no corras por la vida creyendo que tú tienes siempre la razón, estudia, prepárate, esfuérzate y sé hombre, como estuvo con Moisés estará Dios contigo, no te dejará ni te olvidará en el desamparo pero a tu actitud de superioridad te aseguro le pondrá paro.