«LAS PIEDRAS HABLARíAN»

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Quien imaginó que las palabras de Jesús se convertirí­an todas en realidad. Estando estos pasados dí­as en Tierra Santa, Israel, recorrimos todos los lugares Santos considerados así­ por las tres grandes religiones monoteí­stas del Mundo: el Islam, el Cristianismo y el Judaí­smo; cada una de estas grandes religiones convergen en esta Santa Ciudad de Jerusalén. Donde encontramos evidencia fí­sica y arqueológica de la existencia de Jesús y sus discí­pulos, seguidores y crí­ticos. En esta ciudad vemos años de historia, de conquista y liberación, todo predicho por la Santa Palabra de Dios. A través de los profetas en el Antiguo Testamento vemos como la evidencia arqueológica conquista el intelecto del estudioso y calma el corazón del más odioso, abre el pensamiento y nos ayuda a trascender por el tiempo.

Observando a través del tiempo abrimos el corazón a un nuevo sentimiento, al lado espiritual de todo hombre carnal, encontramos las ruinas del Templo, vemos el pretorio y llegamos bien adentro, recorrimos la Villa Dolorosa donde para Jesús nada fue color de rosa, a pesar de ser llamado la rosa de Sarón. A todos por un momento se nos ablandó el corazón al imaginar las golpizas y los maltratos que nuestro Señor sufrió por largos ratos; nos encontramos con la Capilla de la Negación donde a todos en algún momento nos sonará la misma canción que a Pedro, quien habiéndole conocido, por el temor perdió el sentido, no de su fe ni de su muerte sino el terror que sintió por sentirse ante la situación impotente lleno de dudas y temores, a Pedro en minutos se le apagaron los motores creyó que la muerte lo habí­a vencido pero olvido el plan del padre de ser por Jesús redimido.

Visitamos el Gólgota o Monte de la Calavera, solo observarlo dos mil años más tarde nos dió a muchos canillera (miedo); observamos como la historia respalda aun a aquellos que a Jesús le dieron la espalda, las oficinas de gobierno cuando Jesús aun era un tierno, la casa de Marí­a su madre quien pagó un gran precio por ser para muchos desagradable, sin saber que lo que ella criaba en su vientre nos harí­a, miles de años más tarde, viajar a Medio Oriente, ese Jesús por muchos amado, ese Jesús por el mundo secular ahora olvidado, ese Jesús que sigue cambiando vidas, ese Jesús que puede sanarte hasta de amibas. No comprendo como hasta hoy le has ignorado si cada dí­a le encuentras justo a tu lado, ya seas Cristiano o Musulmán, Dios no te juzga como con afán, te invita a que tu corazón hoy se derrita, por medio de su amor y su legado que a muchos de nosotros ya nos a tocado, con sus enseñazas y predicciones hablando a cada uno de los corazones.

Él fue quien nos dijo: “Si no lo comunicáis vosotros LAS PIEDRAS HABLARAN POR VOSOTROS”. Pues hoy esto se ha cumplido como en el catorce de febrero cumple Cupido, Jesús ha cautivado de nuevo mi corazón, pues las mismas piedras a Él le dan la razón. Caminado nos encontramos con el lugar de su anunciamiento en el Campo de los Pastores en Belén, luego nos encontramos con su nacimiento para terminar caminando por la ruta de su padecimiento. Amables lectores no les miento, con el simple hecho de recordar ese momento, se me mueve todo lo que llevo dentro. Las piedras a mi me hablaron, las piedras a mi me confrontaron, ellas por algunos dí­as nos llevaron a conocer un nuevo amanecer, a experimentar un nuevo caminar, a disfrutar el rendir nuestro corazón en el Altar, para poder con nuestra boca articular y decir a Dios: “quiero agradecer y bendecir pues con Jesús él nos quiso a todos redimir”. Si tu hoy callas este mensaje las piedras HABLARAN por ti, no permitas que el sentimiento en ti seque y cuéntale al mundo del amor de Dios que es el más profundo.

8 respuestas a ««LAS PIEDRAS HABLARíAN»»

  1. Muy bonito mensaje Pastor.
    solo de imaginarme ese recorrido, las lagrimas resbalan por mi rostro. ese sacrifio tan grande y maravilloso que hizo Cristo por nosotros es nuestra razon de ser como cristianos.
    Aleluya a Cristo mi Salvador!!!!.

    bendiciones.

  2. Lindo comentario Hno. Pastor Jr.
    Sabe, hoy seré un poco igualado, pero algo similar me ocurrió aunque en menor escala.
    Irak, ahí­, están las tierras Bí­blicas patriarcales, la gran mesopotamia que ubica muchos lugares Bí­blicos bañada por dos brazos del hermoso Rió Eufrates tuve la dicha de pisar el lugar donde aun existen las ruinas del Palacio del Rey Nabucodonosor algunas de sus paredes reconstruidas por el Ex-Pdte. Saddam Hussein, lugar en el cual se haya un cementerio de Oficiales y agentes Policiales caí­dos en diferentes acciones, donde también se construyo un hermoso Palacio ubicado en el sector norte-este del mismo; el haber estado en el lugar donde también estuvo el Profeta Daniel y muchos mas es muy maravilloso lo cual sinceramente no es solo para mi si no que mi sentir también pertenece a aquellos hermanos en Cristo que anhelan llegar a esos lugares pero que por razones muy obvias no se puede por el momento llegar a ellos.
    Llegamos también al lugar del nacimiento de HABRAHAM si mas me recuerdo, conocer esos lugares así­ como también el Rí­o Eufrates y el Tigris es un gozo que espero con todo mi corazón que algún dí­a muchos hermanos y demás personas de todo el mundo puedan conocerlos; la época de calor wua de lo lindo la época de frió lo mismo hermosí­simo pero el Salvadoreño es cuerudo puede estar en mercurio, Marte y Venus aunque este ultimo dicen que ya no es planeta pero bueno, la época de frió que es cuando llueve de vez en cuando algo muy Bí­blico vieron mis ojos y es que dice la Biblia que cuando Dios hizo la tierra no lloví­a si no que de la tierra emergí­a humedad, a pocos kilómetros del Puente de Oro sobre la carretera Kied ubicado aproximadamente entre el limite de la Provincia de Babil y la Provincia de Huasid en esa época aun sucede en ese lugar una situación similar pues aunque no llueva pero por la mañana la tierra amanece completamente mojada como si hubiese llovido a cantaradas aunque eso no es de todos los dí­as.
    Tanto me encantarí­a conocer algún dí­a aquellas tierras en las que anduvo nuestro Señor Jesucristo y sus Apóstoles, pero él sabrá si también me concederá ese otro sueño, bueno pero como para Jehová nada hay de imposible así­ que veremos, no importa que sea para cuando ya no tenga dientes.
    Finalmente tres de algunos de mis sueños JEHOVA me los ha concedido ya, parecerá locura, lastima y para algunos pobreza de mente, pero de nada me avergí¼enzo, siendo muy chico cuando me encontraba solo en casa de locución muy remota en espera de mi padre y de mi madre que llegasen de su trabajo o de otro que hacer, veí­a yo en solitario aquellos imponentes aviones sobrevolar en las alturas y al verlos alejarse de mi acrecentaban la soledad de mi alma y mas de una y muchas lagrimas salí­an así­ de mis ojos, un dí­a pedí­ aya en lo profundo de mi corazón en mas de una ocasión “DIOS CONSEDEME ALGUN DIA VOLAR EN UNO DE ESOS AVIONES”, J E H O V A no se hizo esperar como a los 15 años mas tarde estaba sobrevolando en un UH1H y fue sobre una noche hermosa iluminada por la luna y muchas nubes al nivel de aquella nave, ahí­ me acorde de lo que a Dios habí­a yo solicitado, 5 ocasiones en helicópteros, como a los 18 años después de los primeros vuelos estaba yo saliendo del Aeropuerto Internacional de El Salvador, en un avión con mas de 200 personas a bordo con rumbo muy lejano y con mi corazón henchido acordabame yo y comprendí­ que no habí­a sido el primer vuelo lo que se me habí­a entregado si no uno mas real del cual yo habí­a pedido y sabe Hermano Pastor Jr. iba con rumbo a mi siguiente sueño. IRAQ.
    El siguiente sueño es I S R A E L, si así­ es la Santa voluntad de J E H O V A

  3. Gracias por ese mensaje tan lindo, para mi ir a ese lugar es mi sueno, con su narracion me remonte hasta ahi y no pare de llorar y agradecer a mi DIOS, por ese sacrificio tan grande. QUE DIOS LE BENDIGA

  4. Lindo comentario Hno. Pastor Jr.
    Sabe, hoy seré un poco igualado, pero algo similar me ocurrió aunque en menor escala.
    Irak, ahí­, están las tierras Bí­blicas patriarcales, la gran mesopotamia que ubica muchos lugares Bí­blicos bañada por dos brazos del hermoso Rió Eufrates tuve la dicha de pisar el lugar donde aun existen las ruinas del Palacio del Rey Nabucodonosor algunas de sus paredes reconstruidas por el Ex-Pdte. Saddam Hussein, lugar en el cual se haya un cementerio de Oficiales y agentes Policiales caí­dos en diferentes acciones, donde también se construyo un hermoso Palacio ubicado en el sector norte-este del mismo; el haber estado en el lugar donde también estuvo el Profeta Daniel y muchos mas es muy maravilloso lo cual sinceramente no es solo para mi si no que mi sentir también pertenece a aquellos hermanos en Cristo que anhelan llegar a esos lugares pero que por razones muy obvias no se puede por el momento llegar a ellos.
    Llegamos también al lugar del nacimiento de HABRAHAM si mas me recuerdo, conocer esos lugares así­ como también el Rí­o Eufrates y el Tigris es un gozo que espero con todo mi corazón que algún dí­a muchos hermanos y demás personas de todo el mundo puedan conocerlos; la época de calor wua de lo lindo la época de frió lo mismo hermosí­simo pero el Salvadoreño es cuerudo puede estar en mercurio, Marte y Venus aunque este ultimo dicen que ya no es planeta pero bueno, la época de frió que es cuando llueve de vez en cuando algo muy Bí­blico vieron mis ojos y es que dice la Biblia que cuando Dios hizo la tierra no lloví­a si no que de la tierra emergí­a humedad, a pocos kilómetros del Puente de Oro sobre la carretera Kied ubicado aproximadamente entre el limite de la Provincia de Babil y la Provincia de Huasid en esa época aun sucede en ese lugar una situación similar pues aunque no llueva pero por la mañana la tierra amanece completamente mojada como si hubiese llovido a cantaradas aunque eso no es de todos los dí­as.
    Tanto me encantarí­a conocer algún dí­a aquellas tierras en las que anduvo nuestro Señor Jesucristo y sus Apóstoles, pero él sabrá si también me concederá ese otro sueño, bueno pero como para Jehová nada hay de imposible así­ que veremos, no importa que sea para cuando ya no tenga dientes.

  5. es interezante saber cosas como, de que Jesucristo
    sufrio ,padecio, fue maltratado y bueno el hecho de saber todas esas cosas nos mueve a meditar. interezante de verdad,,..pero insolito pues a pesar de saber todo lo que sabemos halla quienes todavia no sepan la verdadera razon por la Jesus tuvo que venir ,padecer y morir aqui en la tierra, y no lo saben porque los que deberian enseñar no lo hacen como deberia de ser. antes de enseñar anteponen sus intereses principales, a saber sus intereses monetarios estafando con el famoso diezmo y todo por que no querer ganarse el sustento con el sudor de su frente.
    los que asisten a servicios religiosos solo van a oir cosas que los mantienen contentos y los lideres enseñan solo cosas para tener a la gente contenta ,pero nunca la verdadera realidad.
    Cristo vino al mundo a dar su vida perfecta ,y asi darnos la oportunidad de tener vida eterna.{Juan 3:16} unos dicen que para ir al cielo ,,pero Juan 3:13 muestra que nadie ha ido al cielo ,¿me podrian explicar eso, por favor?

  6. Me parece interesante que se comente acerca que algunos lideres religiosos dominana a las masas predicandoles solamente lo que definitivamente las personas quieren escuchar, fijese que la historia tiene que ser reflejo de lo que somos hoy, como en la antigua roma con el emperador Aureliano que instauro el sol invictus o la adoracion al sol y Constantino lo agrego al cristianismo como fin de unificar el imperio romano y asi una festividad pagana se convirtio en el nacimiento de jesus.
    Pero peor me parece lo que sucede hoy, hay religiosos que se encuentran en las fuerzas armadas y aun asi dicen que cumplen un proposito por dios, no acaso jesus predico el amor?? como una persona cristiana puede decir que con un fusil en sus manos y en situacion de combate no la utilizara para matar a su projimo??? solo sentarse y escuchar lo que se quiere es muy conveniente, hay que usar nuestro cerebro para meditar lo que realmente es la verdad, eso es lo que quiere elcreador, escudriñemos als escrituras y meditemos en ellas.

  7. No es tema original mí­o, si no copiado de un escrito encontrado cuando realizaba una investigación exegética sobre si un Soldado puede ser cristiano, data de muchos años y suplico encarecidamente sea publicado. Gracias de ante mano.

    PUEDE UN CRISTIANO SERVIR EN LAS FUERZAS ARMADAS
    Ten. Gen. William K. Harrison, Jr. EE.UU. (R).
    La pregunta si un cristiano puede o no servir en la milicia es una que ha sido discutida muchas veces. Hay los que dicen que las dos cosas no son compatibles. Hay algunos que van al extremo de tratar de impedir el uso de capellanes en el ejército. Por otro lado hay quienes profesan ser cristianos y de todos modos sirven en las fuerzas armadas.
    Como tiene que hacerlo para cada soldado cristiano se me presentó esta pregunta. Fue algo que no pudo ser ignorado, pero que tuvo que ser resuelto. Mientras estudié la historia de guerra y operaciones militares fui impresionado con el horror de guerra. Creo que todos los que dan alguna consideración al asunto tienen que darse cuenta de la caracterí­stica terrible de la acción destructora de ejércitos. No hay necesidad de describir estas cosas, todos las conocemos. Cuando pensa¬mos en las condiciones prevalecientes en el mundo de hoy, no podemos ignorarlos con indiferencia. Tuve que resolver esta pregunta por mí­ mismo.
    Como un cristiano, supe que el Señor nos habí­a dicho en la Biblia que deberí­amos amar a nuestros enemigos y orar por ellos; que deberí­amos dar el bien por el mal; que los pacificadores son bendecidos; que la venganza es de í‰l, no nuestra; que los que pelean con la espada, también a espada morirán; que en cuanto nos es posible, debemos guardar la paz con nuestros vecinos. Encontramos también que, como cristianos sirviendo como epí­stolas vivientes del Señor, nuestras armas en la guerra del alma no son carnales pero, al contrario, espirituales. En efecto, la única arma para el cristiano en su guerra contra los enemigos del alma es la espada del Espí­ritu, la cual es la Palabra de Dios. Como individuos no hay lugar para odio en nosotros. No me puedo imaginar matando a nadie de buena gana. Tampoco cazo, porque no me gusta ver sufrir a animales.
    Por otro lado, sé que soy y he sido por años un cristiano. Me doy cuenta que no tengo rectitud de mí­ mismo, (que en juicio de un Dios santo y justo, yo no tuve esperanza para la eternidad. Confié mi vida al Señor Jesucristo, quien dio su vida en la cruz) una ofrenda de Su propia alma para el pecado, mi pecado. En la cruz, Dios puso en í‰l la iniquidad de todos, haciendo de El pecado para nosotros, quien no conocí­a ningún pecado, para que pudiéramos ser hechos la rectitud de Dios en El. El vino a este mundo para poder morir por nosotros; las otras razones son secundarias. Cuando yo confié en í‰l, Dios perdonó mis pecados, me justificó legalmente en la persona de mi substituto, Cristo me dio vida eterna. y me hizo hijo de Dios y un miembro del cuerpo de Cristo a través del nuevo nacimiento y el bautismo por el Espí­ritu Santo. Hay muchas otras cosas que Dios en su infinito amor y gracia ha hecho por mí­ en y a través del Señor Jesucristo. Las conozco porque Su Espí­ritu da testimonio a mi espí­ritu en esta certeza. Si alguna cosa sí­ sé, es que conozco a El en quien he confiado, y estoy persuadido que El es capaz de guardar lo que a El le he entregado.
    Mientras empecé a considerar el asunto de ser un soldado y un cristiano a la vez, me acordé inmediatamente de los hombres en el pasado quienes fueron soldados y aún fueron hombres de Dios: Abraham, que peleó con cuatro reyes; Josué, quien sirvió al Señor; David, quien lo mató a Goliat y entonces guió a sus ejércitos en guerra y quien después recibió de Dios una de las promesas más grandes jamas dada a hombre; y los que en el capí­tulo once de Hebreos son descritos como habiendo sujetado a reinos, sido valientes en la pelea, y hecho huir a los ejércitos extranjeros por fe en Dios. En nuestra propia historia nacional, George Washington y Robert E. Lee fueron cristianos simples, y aún así­ se encuentran entre los grandes soldados de la historia. Otra cosa de la cual me di cuenta es que David, soldado que era, no matarí­a a su peor enemigo, Saul, cuando le tuvo a una desventaja y desamparado. Citan al General Lee que él dijo que nunca pasaba un dí­a sin orar por los soldados de la Unión.
    En el Nuevo Testamento, encontramos a cuatro soldados, centuriones o capitanes del Ejército Romano. El Señor dijo de uno de estos que él tuvo fe más grande de lo que Cristo habí­a encontrado en Israel. Otro, en la cruz, confió en Jesús como el Hijo de Dios. Al tercero, Dios le mandó a Pedro para introducir el evangelio a los gentiles. Cuando este hombre escuchó el evangelio, él creó y el Espí­ritu Santo fue dado a él inmediatamente. No hay ninguna indicación de que algunos de estos discontinuaron su servicio militar, ni hay ningún mandamiento en el Nuevo Testamento de que un cristiano no debe ser un soldado. Por otro lado, hay un mandato dado del Señor a través de Pablo de que debemos mantenernos en el mismo llamado en el cual hemos sido encontrados (1° Cor. 7:20).
    Investigué mas profundamente. Encontré de que el Señor dio in¬strucciones a Josué para la captura de Jericó, que í‰l prometió la victoria a los hijos de Israel sobre sus enemigos si le servirí­an – sino la derrota. Estos casos están allí­ para leer si alguien desea hacerlo. En Hebreos, dice que fue por la fe que las paredes de Jericó cayeron. Como un soldado, sé que nunca hubieron caí­do de esa manera sino por la fe. El hecho de que hubo casos en los cuales la guerra fue mandada por Dios a los Israelitas y, por eso fue justificado, es induda¬ble. En vista del mandamiento de Dios, el decir que la guerra es invariablemente pecaminosa es decir que Dios le dijo a Israel que peque, y, por eso, es un ataque contra el carácter de Dios (Santiago 1:13). Por otro lado ¿qué son las condiciones bajo las cuales tal guerra puede ser legí­tima?
    Asesinato Muerte Judicial
    La caracterí­stica fundamental de una guerra es el quitar la vida humana. Sabemos que los diez mandamientos, en la versión del Rey Santiago (King James Versión), dice «no matarás». La palabra Hebrea «RATSACH» es mas correctamente traducida como «asesi¬nato». Así­, el mandamiento debe ser “no asesinaras”, lo cual es la traducción en La Nueva Biblia Clásica Americana (New American Standard Bible).
    El mismo Señor dijo en el siguiente capitulo de Exodo que la muerte debe de ser el castigo por ciertos crí­menes. El asesinato es reconocido en todas partes de las escrituras como pecaminoso y condenable. La muerte judicial para el propósito de mantener la justicia o rectitud es igualmente bien establecida. Se encuentra inicialmente en el juicio de muerte sobre Adán y Eva y la raza humana entera; en el mandamiento dado a Noé que los que derramen sangre deben ser matados por hombre en la inundación, donde Dios quitó las vidas de la raza humana entera, menos las de Noé y su familia; en el juicio de Sodoma y Gomorra; y muchos otros casos.
    Vemos la misma cosa en civilizacio¬nes actuales. El castigo de muerte es una parte necesaria del sistema penal, aunque muchos lo niegan. Pocos dudan el derecho de la policí­a de emplear sus armas para esforzar la ley cuando tal empleo es necesario. El hecho de que algunos policí­as pueden usar fuerza excesiva o son deshonestos y controlados por polí­ticos y abogados deshonestos, no quiere decir que a los policí­as se les debe quitar sus armas. La policí­a ha tenido que ser armada y entrenada a usar sus armas porque los criminales usan tales armas sin remordimiento.
    El mantenimiento y la operación del poder policí­aco están reconocido en el Nuevo Testamento, como también en el Antiguo Testamento. Me parece algo claro que, en el último análisis, en una comunidad donde existe la libertad de voluntad, el orden y seguridad puede ser mantenida solamente por la fuerza. La persuasión sólo puede llegar hasta cierto punto. Si un criminal insiste en seguir su camino crimi¬nal, la fuerza es el único método conocido de proteger a un ciudadano recto.
    Las fuerzas militares de una nación son simplemente una extensión del sistema policí­aco. Su propósito legí­timo es de asegurar la paz y seguridad de la nación contra agresión extranjera y en caso de insurrecciones domésticas. Tal como policí­as tienen que ser armados y entrenados, igual tienen que ser los soldados. Marinas y ejércitos no pueden ser improvistos desde la noche a la mañana.
    La cuestión de sí­ las fuerzas militares se usan puramente para la protección de la nación es una decisión de póliza del gobierno. El hecho de que la policí­a puede estar debajo de un polí­tico deshonesto o puede estar conectada con el delito no reduce la necesidad de la poli¬cí­a. El ejército y la marina también son el sirviente de la nación y son usados para los propósitos de la polí­tica de la defensa nacional.
    En conexión con propósitos puramente defensivos, puede haber acción ofensiva. Nuestros ciudadanos, misioneros y comerciantes, pueden estar legí­timamente en una parte más distante del mundo. Normalmente, las leyes de las naciones donde sé encuentran los protege adecuadamen¬te. Sin embargo, algunas veces es necesario protegerlos a través de la fuerza. La guerra tiene que llevarse acabo donde la protección ha de ser abastecida. No solamente eso, sino que una guerra ya empezada frecuentemente sólo pueden ser terminados por una derrota definitiva del enemigo. La situación estraté¬gica puede ser tal que hace necesa¬ria acción ofensiva. Solamente la defensiva pocas veces trae el fin deseado.
    Ciertos pasajes del Nuevo Testamento están citados por pacifistas en defensa de su posición. Hemos de amar a nuestros enemigos (Mateo 5:44). Este es un mandamiento definitivo para ser obedecido. Pero ¿qué hemos de hacer si hay que escoger entre dos amores? Por ejemplo ¿debe uno defender a su mamá quien está a punto de ser atacada por un criminal? o debe dejar que este corneta su ataque vicioso? Y ¿es verdaderamente un acto de amor hacia e1 el criminal la tolerancia del acto criminal? Es evidente que la tolerancia exagerada hacia los niños muy posible que los empuje hacia el crimen juvenil y entonces a cosas mas graves. «Dichosos los que procuran la paz…» (Mateo 5:9). Esto también es verdad, pero cuando muchos esfuerzos hacia la paz fallan ¿hay que entonces someternos al agresor? El Apóstol Pablo nos dice que debemos estar en paz con otros hasta donde dependa de nosotros (Romanos 12:18). Claramente, el agresor mismo quita la posibilidad de paz al menos de que nos rindamos. Si nos pegan en una mejilla, hay que ofrecer también la otra (Mateo 5:39), así­ dando al agresor una oportunidad de desistir, evitando una pelea. Pero, si no desiste y renueva el ataque, nada se ha dicho acerca de ofrecerle de nuevo la otra mejilla. Realmente, la experiencia enseña que el aplacar a un agresor, si sea un colegial rufián o un Adolph Hitler, sólo sirve para animarle a la agresión adicional y mayor. í‰l Señor dijo a Pedro de que todos los que pelean con la espada, también a espada morirán (Mateo 26.52). Esto ciertamente es correc¬to históricamente en cuanto a naciones, pero la mayorí­a de solda¬dos, desde soldado raso hasta general, mueren de causas naturales. Entre naciones, en la ausencia de un gobierno mundial efectivo, es un caso en el cual el grande come al chico; así­ también con bandas criminales. Ciudadanos ordinarios son, o deben ser, protegidos por el gobierno. Cristo no le dejó a Pedro defenderle por la fuerza porque í‰l habí­a venido al mundo a morir por los pecados de hombres para el fin de que podrí­an ser perdonados y reconciliados con Dios. Será de otra manera cuando í‰l viene otra vez en gran poder y gloria (Mateo 24:30; II Tes. 1:7-9; Apoc. 1:7; 19:11-21).
    Durante el ministerio terrenal del Señor, El proveyó por sus discí­pulos y los protegió, pero mientras hizo preparaciones para marcharse, les dijo que si no tuvieran espada que vendieran su ropa para comprarse una (Lucas 22:35-38). ¿Porqué fue apropiado esto? Romanos 1:18-32 nos dice que para el propósito de revelar Su ira contra la rebelión de hombre hacia í‰l, Dios los ha abando¬nado a todas esas maldades morales personales que causan los problemas en la sociedad; entre ellas, la guerra. En los tiempos del Antiguo Testamento, la nación de Israel viví­a en tal mundo, y hoy en dí­a también lo hace el cristiano.
    Por eso, creo que la profesión militar es una legí­tima. No siento ningún remordimiento en este asuntó, aunque mi conciencia frecuentemente me fastidia excesivamente en otros asuntos donde descubro que estoy equivocado. Por otro lado, creo que si el Señor hubiera deseado que yo dejara el ejército, El me hubiera dejado, saberlo, y como un cristiano, espero que hubiera yo estado prepa¬rado para marcharme inmediatamente También puede ser necesario aveces que un oficial renuncie su comisión, aún bajo persecución, si se pone claro que el quedarse en la milicia estará en contra de sus conviccion¬es. Tal fue la situación que se enfrentó al General Lee y otros oficiales al principio de la Guerra Civil.
    Haciendo Frente a las Objeciones de los que Creen e la Guerra Defensi¬va Está Equivocada
    Hay varios puntos que me interesan cosas que he leí­do o escuchado que han sido expresados por los que se oponen a la defensa nacional. Primeramente, hay los que dicen que guerras nunca resuelven nada. Si por eso quieren decir que la guerra no pone fin a guerras ni produce una civilización permanentemente estáti¬ca, estoy de acuerdo. La raza humana está cambiando constantemen¬te, generaciones están muriendo, otras naciendo. La civilización es fluida. Pero creo que guerra ha resuelto algunas cosas, muchas de ellas de gran importancia. Fue por medio de guerra que Lot fue salvado de los de Babilonia. Guerra ganó la tierra de Canaan para los Judí­os y guerra lo quitó de ellos. Guerra estableció el Imperio Romano, en el cual hubo un siglo o mas de una paz quizás la mas completa que ha existido en tierras civilizadas. Guerra impidió a que Europa estuvie¬ra bajo el dominio de los sarrace¬nos. Guerra ganó la independencia americana y definitivamente puso fin a la esclavitud. Guerra puso fin a Napoleón.
    No digo que estos resultados no podrí­an haber sido obtenidos de una mejor manera. No sé de una sola guerra que no podrí­a haber sido resuelta apaciblemente si los hombres hubieran tenido una inclina¬ción hacia la paz.
    Guerra – El Vací­o de Su Pompa y Gloria
    Otra cosa que escucho frecuentemente es acerca de la ambición de soldados por la pompa y gloria de la guerra y por tal adelantamiento que se puede adquirir. Puede haber alguna pompa y ceremonia en desfiles y otras cosas hechas en el entrenamiento de tropas, pero no conozco de ninguna ceremonia ni gloria en guerra. Es mayormente barro, lluvia, calor, frí­o, hambre y sed, además del peligro y muerte constante. En cuanto a adelantamiento, hay muy poco de eso. Unos pocos reciben fama – la mayorí­a sólo trabajamos duro. Poca gente, menos soldados, pueden apreciar la responsabilidad moral que acepta un comandante. Por medio de sus decisiones, las vidas de miles de hombres pueden ser perdi¬das. ¿Es correcta su decisión? ¿Es necesaria? La tensión mental del comandante es más allá de la com¬prensión de la mayorí­a de personas. Al final de la guerra, frecuentemen¬te se pierde el grado temporario. Muchos generales regresan a un grado menor. No reciben nada de ello, menos en unos pocos casos aislados.
    Otro punto es la creencia que fuerzas militares atraen guerra. Eso no es verdad en nuestro paí­s. En los EE.UU. los militares son los sirvientes de la nación. La nación entra a la guerra nosotros la peleamos y la terminamos. Las fuerzas armadas no empiezan una guerra, así­ como no lo hace la policí­a. La policí­a empieza a actuar cuando las reglas normales de la conducta cesan de funcionar.
    Hay mucha conversación también acerca de que el estado de prepara¬ción empieza la guerra. Esta es otra de la «mitad de verdades». La verdad es que la falta de prepara¬ción invita al saqueo y la agresión. El estado de preparación puede evitar una guerra. Es prácticamente cierto de que si los EE.UU. hubieran estado razonablemente preparado en el 1916-17, Alemania nunca hubiera tenido el coraje para atraernos a la guerra. Grandemente desconocieron nuestra capacidad.
    Claro que siempre hay el hecho de que el estado de preparación conduce a sospecha internacional y, última¬mente, a guerra. Esto es porque naciones no confí­en una en otra, y ciertamente hay poca razón para que lo hagan. Como resultado, la carga de armamentos es casi inaguantable. Cuando uno piensa en las buenas cosas que pueden ser hechas con todo el dinero que va para armamentos, hace que uno pierda esperanza de que algo bueno pueda venir de la civili¬zación.
    Uno de los efectos más triste de guerra es el dolor causado a muje¬res, niños y otros no combatientes. Esto ha sido uno de los argumentos expresados en contra del uso de bombarderos para el fin de ganar la guerra en Vietnam. Claramente, hay que hacer cada esfuerzo posible para evitar daños a civiles. Sin embar¬go, muchos de ellos están envueltos en el respaldo activo de la guerra en varias maneras. Tales personas constituyen un punto de ataque apropiado. Dondequiera que hay una fuerza militar, casi siempre hay civiles quienes no pueden o no quieren marcharse del área del combate a pesar de esfuerzos para advertirles. Donde hay actividad para respaldar a una guerra, tiene que haber labor, y tales personas generalmente las tienen cerca sus familias. Entre ellos hay las tiendas y otras actividades de una comunidad. Es fí­sicamente imposible aislar las fuerzas e instalaciones combatientes de la población civil. Esto ha sido el caso a través de toda la historia. Ordinariamente, lo mejor que se puede hacer para salvar a civiles es sacarles del área que ha de ser bombardeado. Además, ningún lí­der puede empezar una guerra sin la obediencia y, por lo menos, el respaldo tácito de la población. Es ese lí­der, o realmen¬te la nación, que expone su propia población civil a los peligros y sufrimientos de guerra.
    Es claro que descuidar un punto de ataque para poder evitar el daño a civiles permitirí­a a que el enemigo ganase seguridad militar mayor por el hecho de poner puntos estratégi¬cos legí­timos en medio de una comunidad (civil). Aún tan sin sentido y pecaminoso como puede ser guerra, es una realidad histórica y actual porque es causada por la naturaleza no regenerada de hombre. Dios ha abandonado a los hombres a tales cosas (Romanos 1.18-32). La guerra tiene que ser entendida y conducida en una manera realí­stica si, desafortunadamente, fallan los esfuerzos del gobierno para mantener la paz.
    Por razón del descontento extenso con la guerra de Vietnam, muchas personas insistieron que el ciudadano individual tiene la obligación moral de disentir públicamente y aún por medio de la resistencia violenta o no violenta a una guerra particular. Claro que uno debe seguir los dictámenes de su propia conciencia, cualquiera que sea el costo a él mismo. Pero antes de usar tales métodos, hay ciertas cosas que él debe considerar. Para evitar el caos, la sociedad debe ser organizada, eso es decir, gobernada. El gobierno tiene que hacer las decisiones de gobernar. Para poder recibir los beneficios de una sociedad organizada, el individuo tiene que someter ciertas libertades al gobierno; es decir, él debe obedecer la ley. De esa manera son mandados los cristianos (Mateo 22:22 Romanos 13:1-7; I Pedro 2:13-16). Reconociendo la autoridad del gobierno, el cristiano debe orar por lí­deres (1 Tim. 2:1, 2). El ser Ilegal o querer pagar el mal a través de la fuerza conduce últimamente a la anarquí­a y dictadura. Bajo nuestra constitución, el presidente desempeña la polí­tica exterior. í‰l tiene fuentes de información y consejo no disponibles al ciudadano ordinario, y aún muchas veces a personas en altas posiciones. í‰l, sólo puede y tiene que hacer las decisiones básicas. Este es, y tiene que ser, el sistema, aunque él, como el capitán de fútbol, puede decidirse equivocadamente. Ciudada¬nos individuales quienes procuran estropear los esfuerzos militares durante tiempo de guerra deben entender que sus acciones inevi¬tablemente animan al enemigo a confiar y trabajar mas, así­ prolon¬gando la guerra, causando mayores pérdidas a nuestros propios solda¬dos, y posiblemente aún ganando una victoria decisiva.
    Hay casos donde la obediencia a Dios requiere desobediencia a la autori¬dad del hombre (Hechos 4:19, 20; 5:29). Para un cristiano, el obedecer un orden contra los manda¬mientos de Dios, tal como el negar a Cristo, asesinar, robar, engañar, etc., es ciertamente obrar mal y para no sé excusado. Eichman, el asesino de Judí­os durante la Segunda Guerra Mundial, decí­a que no fue culpable porque estuvo desempeñando los órdenes del jefe de estado, Hitler. Ningún cristiano debe ser engañado por ninguna defensa tan indigna. Este autor no puede acordarse de ninguna ocasión cuando recibió una orden que no debió obedecer de buena conciencia. Habí­a muchos referente a quienes él dudó su sabidurí­a y contra quienes argumentó, pero la decisión no fue suya.
    ¿Pueden Los Hombres Deshacerse de la Guerra?
    ¿Que puede ser echo para parar a la guerra? Han habido muchas sugestio¬nes. La guerra es un crimen, tal como el asesinato y el robo lo son. Aunque el asesinato está echo por un gángster contra la persona de otro, de todos modos es asesinato. La educación y el razonamiento no paran al crimen. Al contrario, la educación y el razonamiento, aplica¬dos a la conducta de crimen, lo dan mayor fuerza y éxito. La predica¬ción del evangelio no ha parado el crimen en la comunidad, ni la guerra entre las naciones. Las naciones civilizadas del mundo son las que fomentan las guerras actuales. El punto es que tiene que estar presen¬te la voluntad para someterse a procesos civilizados. Nadie hace que una nación vaya a la guerra para ganar algo. Las naciones que no tienen no necesitan quitar la tierra de otras personas. Quieren hacerlo. La epí­stola de Santiago lo expresa muy bien (14:1, 2). Podemos unir todas las conferencias que queremos, podemos hacer concesiones también, pero ¿alguien cree que las naciones agresores realmente estarán satis¬fechas? El hombre ha estado buscando la paz desde el principio de la historia, pero su codicia ha glorificado a la guerra como un medio de saqueo y violencia.
    Estoy convencido de que antes que los hombre puedan deshacerse de guerras, tienen que pasar por un cambio de corazón. Palabras no tienen significado; el cambio tiene que ser real. Algunos dicen que guerra es inevitable. En el sentido académico, esto no es verdad, porque reconocemos que si las naciones fueran razonables y si respetaran los derechos de otros, no habrí­a guerra. Pero en un sentido prácti¬co, no parecemos estar mas cerca a una solución ahora de lo que han estado las naciones en el pasado. La gente no será razonable. La palabra «sí­» es la dificultad.
    La Causa Verdadera de Guerra
    Desde un punto bí­blico, la respuesta es fácil. El mundo está muerto en el pecado. Codicia, saqueo y guerra son caracterí­sticas naturales de la raza humana, muertos y perdidos en el pecado (Romanos 1:18-32). Muchos buenos cristianos buscan eliminar guerra por medio de cubrir la superficie del asunto, procurando curar las causas aparentes de guerra. La causa verdadera es el corazón pecaminoso del hombre. El Señor dijo que al menos de que un hombre nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios. Naciendo de nuevo es un milagro. Solamente viene cuando uno cree en el Señor Jesu¬cristo como su Salvador personal y como el Hijo de Dios. Las personas creen cuando escuchan al evangelio. La predicación del evangelio nunca ha podido convertir a mas de una porción de los oyentes a una vez. Aún en el Pentecostés en la gran ciudad de Jerusalén, solamente 3.000 creyeron, en la más maravillosa exhibición del poder del evangelio en la historia eclesiástica. El crecimiento rápido de la cristiandad en el Imperio Romano resultó prime¬ramente en la persecución de cris¬tianos y, últimamente, en el podre¬dumbre de vida cristiana espiritual a los años oscuros de los siglos medievales. La reformación protes¬tante no produjo mas que un desper¬tamiento parcial. Hoy hay una apostasí­a de la Palabra de Dios simple y puro y de la fe en Jesu¬cristo, el unigénito Hijo de Dios y el único Salvador.
    No estamos llamados a predicar el evangelio para salvar al mundo de guerra y crimen. Podemos predicar el evangelio todo cuanto queremos, pero solamente pocos creen. Cristo dijo que ancho es el camino que lleva a la destrucción y muchos son los que lo encuentran, y estrecho es el camino que lleva a vida y pocos son los que lo encuentran. La predicación del evangelio es para los que se salvan un sabor a vida, pero a los que se pierden, un sabor a muerte. Las escrituras dicen que Dios ya está separando una gente para su nombre. No puedo encontrar ni un sitio en las escrituras donde da a entender que la predicación del evangelio de gracia tendrá éxito en convertir a todo el mundo. Por otro lado, sí­ dice que el evangelio debe ser predicado en todo el mundo como un testimonio. Creo que el estado actual de la civilización es testimonio amplio del estado completamente perdido e incurable del mundo de hoy. Ni tampoco vale la pena adoptar el plan de “Coue” y decir que cada dí­a y de cada manera estamos mejorando. Jamás ha estado el mundo en una condición más inestable. Al menos de que las lecciones del pasado deben de ser ignoradas, guerra de proporciones terribles está en el futuro para nuestra civilización vanagloriosa y satisfecha de sí­.
    Este cuadro que he pintado parece algo pesimista. Muchos me alzarí­an como enemigo de la paz porque no estoy de acuerdo con su método de ganarla. Sin embargo, hay una manera de obtener la paz.
    La Biblia claramente describe una condición terrenal donde el desierto florecerá como una rosa, donde el león y otros animales no matarán, donde el león comerá pasto como el buey, donde serpientes venenosas no matarán, donde no habrá guerra, y donde hombres no aprenderán guerra jamás. Nos cuenta de un tiempo cuando no se hará ningún daño en toda la tierra porque estará llena de la sabidurí­a de Dios. Dice también que un Rey reinará en justicia y que í‰l juzgará en equidad por los mansos de la tierra y protegerá a los pobres, y que la ley saldrá de Jerusalén. Muchos maes¬tros han procurado evitar el signi¬ficado claro y patente de estos pasajes, pero si yo hiciera una carrera de interpretar mis órdenes de tal manera, hubiera cesado mi conexión con el ejército hace rato.
    Creo que debe ser perfectamente claro que el hombre es totalmente incapaz de salvar a sí­ mismo. Su civilización es simplemente una expresión de sí­. El no lo puede salvar. Pero Dios ha prometido que el Señor Jesucristo mismo vendrá otra vez, que í‰l establecerá un reino en la tierra con su propio poder, sin la ayuda de hombres insignificantes. Debemos predicar el evangelio de salvación individual para que tantos quienes creen puedan ser trasladados a Su reino, y debemos ver constantemente por Su venida.

    Acerca del Autor
    El Autor General William K. Harrison, Jr. Se jubiló en el 1956 después de 45 años en el ejército. í‰l fue Asistente Comandante de División en División 30 de la Infanterí­a, considerada por Gen. S.L.A. Marshall como la mejor división en el escena¬rio de la batalla Europea durante la Segunda Guerra Mundial. Fue el Primer Negociador de las NN. UU. en Panmunjom, Corea, y entonces sirvió como el Primer Comandante del Comando del Caribe. General Harrison sirvió como presidente del OCF desde 1954 a 1972 y como presidente eméri¬to desde 1972.

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