¿GUERRA CIVIL EN EL SALVADOR?

Guerra civil es la denominación usada para cualquier enfrentamiento bélico donde los participantes están generalmente formados por dos ejes políticos contrarios. Su característica más común es que el conflicto armado se desarrolla en un mismo país, enfrentándose entre sí personas de un mismo lugar (ciudad, pueblo o comunidad) defendiendo, usualmente, dos ideologías o intereses distintos. En algunos casos, el objetivo es la secesión de una parte del territorio, aunque entonces no siempre se consideran «guerras civiles» (ejemplos de un tipo u otro pueden ser la guerra civil estadounidense o las guerras de descolonización).

No hay peor ciego que aquel que no quiera abrir los ojos, si nos vamos a la definición antes mencionada podemos ver que lo que hoy vivimos en algunas comunidades de El Salvador es una verdadera guerra, si es civil o no vaya usted a saber; pero los muertos se siguen contando por docena; civiles, militares, policiales, hombres, mujeres, transgénero, menores, adultos mayores, todos suman a esta fatídica estadística que tiene a todo un país de rodillas ante Dios.

Las morgues en El Salvador son insuficientes para albergar a tanto muerto, incluyendo a los que no son generados por esta guerra sin cuartel entre los malos y los buenos; el conflicto se sale de control con dada día que pasa a tal grado que es casi normal que el conteo diario supere la docena de fallecidos. Como Iglesia nos ha sido necesario adaptar horarios de celebraciones para facilitar la entrada a las colonias donde los feligreses residen ya que para ellos poder entrar o salir  deben pedir autorización de aquellos que controlan la zona donde residen.

Los predicadores o líderes religiosos nos frustramos de ver que entre hermanos nos estamos quitando la vida por causas que no están claras al menos para uno de los bandos. Se está levantando una nueva generación que está ya acostumbrada a ver la muerte por arma de fuego u arma blanca o por violencia como cosa normal, lo cual no es correcto, no es normal, no es lo que la gran mayoría quiere para el país. Pero ¿a quién beneficia la guerra? Esa es la gran pregunta. Las guerras siempre traen beneficios para algunos, para el vendedor de armas, para el vendedor de sistemas de protección personal que es una mega industria a nivel mundial.

Pero el gran perdedor sigue siendo el país donde se desarrolla dicha guerra, y esos somos todos los salvadoreños, ya que la inversión no llega, la que estaba no quiere invertir, el turismo se frena, la juventud se va en busca de garantías personales, todo esto debiendo ser provisto por el Gobierno Central y sus ministros y comisiones de desarrollo y seguridad. Ahora enfrentamos a otro gigante  que viene con pasos firmes, hablo de los nuevos impuestos para poder frenar esta ola de violencia que no nos da tregua, lo más delicado no es el cobro sino el malestar que genera colaborar con algo a lo cual no venos respuesta.

Si algo no podemos negar es que estamos viviendo una guerra que otros quieren llamar de otra forma, pero cuando atentan contra efectivos policiales y militares y los tanques y tropas son llevadas a las calles y colonias no estamos hablando de otra cosa sino de una guerra, si aun tienes dudas al respecto revisa las estadísticas del conflicto armado anteriormente vivido en El Salvador y te darás cuenta que tenemos mayor número de decesos hoy que en la misma guerra entre Guerrilla y Gobierno, lo cual me dice que lo que hoy vivimos califica para ser considerada una Guerra.

Hagamos lo que nos corresponde, y cambiemos a aquellos que no responden, los cargos son públicos y de carácter democrático, no permitas que ahora que están en la silla del poder actúen con indiferencia ante el fenómeno, no permitamos que actúen con poco o nulo interés ante el alto grado de estrés.

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