VALE LA PENA EL SACRIFICIO

Al definir la palabra sacrificio, afirmamos que es el esfuerzo, pena, acción o trabajo que una persona se impone a sí misma para beneficiar a alguien más, es la elección personal de someternos a algo que nos es incómodo o poco grato, que de realizarlo, nos produce la satisfacción de haber hecho lo correcto. Los sacrificios pueden ser  desde pequeños gestos, hasta grandes demostraciones de aprecio y amor…

De hecho, en mi mas reciente viaje, al abordar el avión, se acercó a mí una persona, quien con mucho afecto me saludó y congratuló por el trabajo realizado en la iglesia en la cual tengo el privilegio de servir; me comentó lo importante que han sido para su vida los mensajes de este servidor como predicador, a Dios sea la gloria… En medio de la conversación preguntó mi número de asiento, al decírselo, con sorpresa me dijo: Pastor, ¿Usted no viaja en primera clase? a lo cual respondí que no… Inmediatamente esta persona se ofreció e insistió en cederme su asiento en primera clase y ubicarse él en mi menos cómodo asiento de clase regular…

A parte de mi sorpresa y agradecimiento por tan noble gesto, me llevó a remembrar el más grande sacrificio jamás hecho, el sacrificio de Cristo en la cruz del calvario, en el que sufrió hasta la muerte tomando nuestro lugar, sin importar la incomodidad, el dolor y el sufrimiento. El sacrificio de Cristo no solo nos ofrece limpiarnos de nuestros pecados por medio de la fe en él, si no también, nos regala el privilegio de ser salvos de condenación y gozar de la vida eterna a su lado luego de nuestra vida terrenal.

Es muy difícil sacrificar nuestro propio bienestar y comodidad por otra persona, el egoísmo está arraigado en nosotros, sin embargo, a través de la Biblia se nos exhorta a hacerlo, vale la pena reflexionar  que día con día podemos hacer pequeños sacrificios por el prójimo: Ceder el paso a un conductor, compartir nuestros alimentos con el necesitado, etc.

Es necesario enmendar nuestra actitud, cambiemos el "yo" por el "tú", de esta manera emulamos el carácter de Cristo, que de llamarnos cristianos debe ser el propósito de nuestras vidas.

Seamos luz en un mundo que anda a tinieblas, seamos un reflejo de Cristo…

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