Parece que no existe otro camino para ver la gloria de Dios, que la muerte, ésta conocida por algunos y odiada por muchos está llegando a ser una amiga íntima de la mayoría de salvadoreños que residimos en El Salvador; los números son alarmantes, días cuarentena y dos asesinatos, esto ya es una guerra civil la que estamos viviendo o experimentando.
La muerte ha dejado en los últimos años dolor y luto en muchos hogares da la región llamada el triángulo del Norte, esto debido a las pobres políticas de seguridad acompañada con la respectiva dosis de corrupción en los gobiernos de la región quienes con sus actos abominables de indiferencia o corrupción imposibilitan el avance de la seguridad y la democracia por igual.
El dolor se está dejando sentir entre la población, es tanto que nos ha hecho inmunes a sentirlo de manera directa o indirecta, encontrar cuerpos sin vida en las calles es más común que encontrar animales arrollados, nuestros hijos dejaron de sentir temor a la muerte y se están acostumbrando al fenómeno como si fuera este parte del diario vivir lo cual no es normal.
Ella, la muerte, es una buena aliada si conoces a Dios como Señor y Salvador personal, pero si en tu corazón no está esa presencia Divina vivirás con el temor de muchos de no saber hacia dónde va tu alma al conocer cara a cara a la amiga en mención.