¿Cómo entonces sanar estas heridas o malas mañas que muchos hemos desroblado? La solución radica en aplicar el libre albedriíllo que Dios hoy por hoy nos ha permitido disfrutar, reconociéndole a él como el modelo perfecto de la creación, imitando a Jesús en sus diferentes etapas de su vida en la tierra, desde la humildad que caracterizo su nacimiento en un pesebre en medio de un mesón pasando por la sumisión hacia sus Padres en el proceso de su desarrollo personal, como también el Amor que mostró en sus tres años de ministerio, hasta llegar a su muerte en la cruz del calvario, por salvar a todos aquellos que en él creemos hasta hoy, según lo escrito en su Palabra en el Evangelio de Juan capítulo tres y versículo dieciséis “Porque de tal manera amó Dios al Mundo, que ha dado a su hijo para que todo aquel que en él cree; no se pierda más tenga vida eternaâ€.
Señores es momento de sacar el “Santo†que en todos hay dentro, en esos momentos de desesperación o cólera o cuando a sabiendas que tenemos la razón tendremos que humillar el corazón, como el Señor nos mostró en su vida ministerial, mostremos siempre lo mejor de nosotros, pensando en todo tiempo que atrás de nosotros están los ojos de nuevas generaciones, quienes a pesar de sus heridas y raspones tienen buenas intenciones de glorificar a su Padre y Dios en todos sus corazones.
Eliminemos al cavernario, hombre que corresponde en el armario, privémosle de movimientos y que no empeore así lo que muchos llevamos dentro; producto de la falta de amor que sólo ofrece el Señor, no lo acompañe de ignorancia que se demuestra por nuestro grado de arrogancia; no ignores sus resultados que a muchos nos dejará frustrados alejándonos por montones de los que verdaderamente aman nuestros corazones.
Yo opino que es tiempo de poner nuestra vista en el firmamento que es lo que Dio nos pone dentro, un mundo de oportunidades para los que cambian sus prioridades, llamándolo a él Maestro, aunque en ocasiones nos sea molesto; reconozcamos las limitantes que truncaran nuestros sueños flotantes y corramos hacia el “Santo de Israelâ€, quien endulzara ahora tu hiel.
Olvidemos al cavernario, cerrando todos el armario, no pierdas tu bendición, abre hoy tu corazón, desarrolla lo que llevas dentro, buscando e imitando a Jesús en todo tiempo.