Esta semana se coló en mi despacho una persona que goza de un cargo político poderoso y significativo para la historia de nuestro país, sin aviso previo y sin aclarar el motivo de su llegada entró como un titán con el garbo de un gavilán confrontándome a titulo personal por una entrevista publicada antes de la semana pasada en un periódico nacional.
Su actitud decía más que sus palabras, llamándome hipócrita entre frases y sonrisas, personas que sin conocer nos atrevemos a reconocer un mal proceder, en lo personal quedé perplejo de recibir tan grande cortejo de agentes de seguridad de nuestra misma nacionalidad, quienes con radio en mano suponían doblarme la mano.
Bastó escuchar su tono para realmente creerle a Darwin que algunos descendemos del mono, su mayor molestia fue la crítica que en realidad esta a la vista de toda la sociedad y pueblo, quienes con nuestro voto y llenos de alboroto le llevamos a la silla por primera vez.
Las cosas  a él no le han salido del todo bien, ya que con los años me lo va dejando el tren y por más bruto que uno parezca, todos ya se dieron cuenta también que la gente no aprueba su gestión, que con dureza de corazón le han llevado a esta condición. Â
La confrontación a todo político lo lleva a un severo resbalón, causando la falta de perdón entre todos los que somos del montón.
He quedado curado de creer en los que por la Patria hemos juramentado y a partir de este momento mientras le tengan en el centro a ese partido le quito mi sustento, es un arma no pequeña pues ella decidirá quien será la dueña de muchos hombres y mujeres que somos realmente  salvadoreños, con las cuales podemos cambiar opiniones en las próximas elecciones,  en las que a muchos ya les partieron hasta sus corazones; no olviden señores que con el tiempo y el amor estamos cambiando a nuestro hermoso El Salvador, será cuestión de dos años donde analizaremos los daños, los cuales recordaremos por años y pagaremos por una eternidad.Â
Dios, Unión y Libertad es lo que la gente demanda; pero esto no se logra solo con propaganda, sino con un corazón honesto y un equipo de trabajo que esté dispuesto a afrontar sus errores pasados, que son los que los tienen a Ustedes asustados.Â
No se preocupen, simplemente ya no nos ocupen, lleguen a la silla solos; pues nosotros ya estamos bolos de tanta hipocresía, falsedad y prepotencia que son la gasolina de la violencia que caracteriza nuestro país, El Salvador, que hoy necesita con urgencia un verdadero liderazgo político.