Las 5 grandes habilidades blandas que se requieren en nuestros jóvenes

Durante la reunión cumbre sobre las Oportunidades Económicas para los Jóvenes, desarrollada del 6 al 8 de octubre en Washington, se dieron cita una cantidad importante de organizaciones, personas, centros de estudio, cooperantes internacionales y representantes de proyectos en el campo, todos dedicados a concebir, propiciar y construir condiciones para mejorar las posibilidades y aspectos para que la mayor cantidad de jóvenes en el mundo puedan obtener buenos empleos y/o realizar emprendimientos productivos.

Este tema puede ser, y de hecho es, estudiado y analizado desde muchos puntos de vista complementarios: cultura local, cultura juvenil, brecha generacional, educación, sector privado, políticas públicas, intervenciones, proyectos pilotos, escalamiento, habilidades necesarias, tecnología, y muchos más.

Un tema relevante cuando se trata sobre las características de empleabilidad de los jóvenes de cualquier época está compuesto por las habilidades o destrezas “blandas”, llamadas así en contraposición a las competencias y habilidades técnicas y académicas, que requieren estudio y aprendizaje dedicado, en materias y áreas del saber propias de cada profesión.

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Aunque hay varias maneras de hacerlo, una forma de comprender, analizar y trabajar con estas habilidades blandas requeridas por las empresas en los empleos y como características deseables en los emprendimientos, es rescatar, desde la psicología, el planteamiento de los Cinco Grandes factores de la personalidad (the Big Five).

Los Cinco Grandes

El modelo de los rasgos de personalidad de los Cinco Grandes se basa en los hallazgos de varios investigadores que datan de finales de 1950. Lewis Goldberg, investigador del Instituto de Investigación de Oregon, dio el nombre al modelo de «Los Cinco Grandes», y ahora es una escala de personalidad respetada, que se utiliza de forma rutinaria en los negocios y en la investigación psicológica.

Conocido con el acrónimo de OCEAN, por las siglas en inglés de sus componentes, mide los grandes rasgos de la personalidad usando el modelo de cinco dimensiones clave de la personalidad de la gente:

Apertura (a veces llamado intelecto o imaginación) (Openness)
Se refiere a su nivel de creatividad, y el deseo de conocimiento y nuevas experiencias.

Conciencia (o Escrupulosidad) (Conscientiousness)
Es el nivel de atención que usted toma en su vida y obra. Si su nivel es alto en conciencia, significa que es organizado y completo, y sabe cómo hacer planes y seguirlos.

Extraversión / Introversión (Extraversion)
Esta dimensión mide su nivel de sociabilidad. ¿Es extrovertido o tranquilo? ¿Obtiene energía a partir de grupos, o le resulta difícil trabajar y estar cerca de otras personas?

Amabilidad (Agreeableness)
Estudia su nivel de amabilidad y bondad hacia los demás. ¿Tiene empatía? ¿Puede simpatizar con los demás?

Reacciones Naturales (llamado también estabilidad emocional o neuroticismo) (Neuroticism)
Mide su nivel de emociones. ¿Reacciona negativamente a las malas noticias y disgustos, o lo hace con calma? ¿Se preocupa obsesivamente sobre los pequeños detalles, o está relajado en situaciones de estrés?

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¿Se enseñan o se desarrollan los Grandes Cinco?

Al revisar estos conceptos, relativamente sencillos para comprender, es fácil concluir qué perfiles serán más atractivos a los empleadores: queremos personas creativas y abiertas, con un buen nivel de conciencia, un balance adecuado de extroversión, que sean amables y empáticos, y estables emocionalmente.

Por supuesto, hay más habilidades blandas que se requieren por los empleadores. Entre las más buscadas figuran las habilidades comunicativas y de relacionamiento, la creatividad, la capacidad de trabajar en equipo, la responsabilidad, la honestidad, el compromiso y las actitudes proactivas a la hora de resolver problemas y generar ideas innovadoras que ayuden a impulsar el crecimiento de la organización.

Habiendo establecido cuáles características son deseables para contar con funcionarios y colaboradores productivos y eficientes, tanto desde la perspectiva psicológica como desde los valores y otras habilidades personales, el reto es encontrar cómo desarrollarlas y propiciarlas en el sentido deseado.

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Aunque hay actividades académicas que las pueden fomentar, parece más probable que sea por medio del ejemplo, lecturas, charlas y actividades extracurriculares, que los jóvenes podrán entender, practicar, desarrollar y asimilar algunas de estas habilidades deseadas. Los educadores y, en general, todas las personas adultas que son modelos para los jóvenes, por ser sus padres, tíos, abuelos, maestros, vecinos, amigos, referentes públicos, y toda la sociedad, debemos participar en esta tarea, para lograr mejores generaciones de empleados y emprendedores.

 

 

 

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