Este es un titular noticioso que no llegó a aparecer en nuestros medios de comunicación locales, pero que, visto en perspectiva, podríamos considerar una de las noticias más relevantes de nuestra historia y nuestro pasado cercano.
Hace casi 16 años, el 29 de julio de 1996, en el hotel Presidente, dentro de una relativamente sencilla ceremonia se buscaba resaltar el hecho de que El Salvador se encontraba conectado a esa gran red de redes a partir de diciembre de 1995.
Hoy parece que todo el tiempo hemos contado con esta poderosa herramienta que nos conecta y comunica entre nosotros y con el resto del mundo. Resulta difícil imaginar un mundo sin la posibilidad de enviar un mensaje de correo electrónico en el momento que lo necesitamos y dirigido a un lugar muy alejado del planeta; o sin la oportunidad de buscar y encontrar una pieza de información, documento o archivo multimedia de una forma sencilla y rápida.
Pero no siempre fue así. Hay que imaginar, adicionalmente, una situación en la que ni siquiera conocíamos el significado ni el alcance de la tecnología Internet, no contábamos con técnicos y profesionales que supieran administrar y configurar los recursos necesarios y, peor aún, ni funcionarios públicos ni empresarios ni académicos, mucho menos el público en general, se animaba a apoyar proyectos e inversiones en esta tecnología.
La ceremonia de inauguración
En los primeros meses de 1996, después de que contábamos con una conexión estable desde ANTEL (Administración Nacional de Telecomunicaciones) hacia Internet, se trabajó mucho para llevar esa conexión a otras instituciones. Las universidades Centroamericana José Simeón Cañas y Don Bosco fueron las primeras en contar con ese enlace, en febrero de 1996, siguiéndoles un par de meses después la Universidad de El Salvador y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), y un poco después la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES).
Disponiendo de algunos fondos facilitados por el CONACYT y ANTEL, se logró organizar una ceremonia simbólica de inauguración que se desarrolló en el hotel Presidente con la asistencia de muchas personas, tanto de las entidades que ya estaban conectadas a Internet, como de los que estaban interesados en conocer un poco más y/o gestionar la posibilidad de conectarse o de ofrecer servicios de conectividad.
Recordemos que el mismo año 1996 fue vendida la empresa telefónica estatal, y fue liberado el mercado de las telecomunicaciones en El Salvador, lo que hizo posible que existieran proveedores privados de Internet antes incluso de que existiera competencia en la telefonía fija, y antes de que surgiera la telefonía móvil en el país.
Utilizando un cañón proyector y una terminal de la época, como puede apreciarse en la fotografía, el niño de 11 años Rafael Gustavo Ibarra Isassi realizó el simbólico “click” con el que se inauguraba oficialmente la conectividad a Internet en El Salvador, un poco más de 6 meses después de haberla logrado físicamente y con unas pocas instituciones conectadas.
El compromiso continua
A partir de ese acto simbólico, la evolución y el crecimiento de las conexiones a Internet en el país y en el mundo no han cesado. La proliferación de sitios web con contenido salvadoreño y nombre de dominio propio, así como la calidad y cantidad de posibilidades para realizar transacciones de diversa naturaleza han aumentado a medida las empresas, instituciones y personas en el país van comprendiendo su utilidad y alcance.
Si aun no lo hacen, las empresas privadas pueden proveer bienes y servicios por medio de Internet, las instituciones de gobierno pueden facilitar y realizar gestiones en forma digital, las academias pueden ampliar su oferta educativa en línea y las personas en general podemos aplicar productivamente las facilidades tecnológicas que están a nuestra disposición. Las familias, amistades, socios y colegas también se benefician por las facilidades para comunicarse y mantener los vínculos a través de la distancia.
Entre esas grandes y numerosas posibilidades se encuentran la tecnología de la digitalización, la facilidad en el almacenamiento y la comodidad de la difusión pública. Precisamente estas tecnologías nos permiten compartir en esta entrada del blog un pequeño, emotivo y simbólico momento de nuestra historia nacional y personal que, sin claridad en ese momento, ha contribuido a la transformación de nuestro país, y continua teniendo un enorme potencial para seguirlo haciendo.