Una práctica común de los investigadores sociales es tratar de identificar elementos definitorios en diversas épocas, lugares y sucesos que les permitan catalogar y, con suerte, nombrar un período en la historia con algún apelativo que sea atractivo, pegajoso, fácil de utilizar y recordar. Cuando se trata de fenómenos y períodos en los que tiene un rol destacado la tecnología, tenemos un buen abanico de ejemplos.
La era de la ilustración, el renacimiento, la revolución agrícola, la revolución industrial, la sociedad del conocimiento, la web 2.0, la economía digital, la singularidad, y muchas más, son apenas unas pocas muestras de esta categorización y etiquetado que, si bien suele tener bases científicas y características distintivas, también sirven para referirse a las mismas.
Por ejemplo, las etapas de la industria, llevándolas de industria 1.0 hasta la actual industria 4.0, reflejan la caracterización, desde la perspectiva de las industrias y las empresas manufactureras, de su relación e inclusión de las distintas tecnologías disponibles en ese momento dentro de los procesos productivos.
Las tres revoluciones digitales
Desde la perspectiva de la digitalización de la información, sobre la que ya hemos conversado en este espacio, en Amaos los Unos a los Ceros, y en Educación sobre Cultura Digital, al menos, los científicos sociales han identificado 3 revoluciones; es decir, tres movimientos que, basados en tecnologías específicas, han transformado radicalmente las relaciones personales, profesionales y sociales de las personas, así como las instituciones, las organizaciones de todos los sectores, y las actividades principales de la humanidad.
1ª Revolución Digital: la Comunicación
Desde la invención de la escritura en todas sus muchas variantes, luego la imprenta, más tarde el telégrafo, la clave morse y otros códigos de comunicación, hasta los teléfonos análogos, los teléfonos digitales y la madre de todas las creaciones en comunicación digitales, la red de redes Internet, hemos experimentado una transformación en la forma, medios y dinámicas con las que nos comunicamos, dignas de varios millones de bytes para almacenar esa historia.
2ª Revolución Digital: la Computación
De similar forma, desde la máquina analítica de Babbage, los planteamientos y construcciones de Turing, Von Newman, Pascal y otros, la computación digital ha avanzado en miniaturización, calidad, velocidad, agilidad, versatilidad, flexibilidad, confiabilidad y poder computacional, hasta poder contar con procesadores de pequeño tamaño, costos de producción muy bajos, y poderosos códigos de instrucciones, entre otras ventajas.
3ª Revolución Digital: la Fabricación
La tercera revolución es la Fabricación Digital, y está iniciando, relativamente, ya que aun no se propaga en el mundo, no es comprendida completamente por todos los actores y sectores, y pareciera que aun no despega. En esencia, se trata de traer la manufactura de la mayor cantidad de bienes y productos hasta las personas en forma individual, o por grupos, pero definitivamente de manera local. La personalización de productos, así como la difusión de diseños para realizar objetos tangibles, y la identificación, diseño, fabricación y adquisición de equipos que permiten fabricar en la proximidad del hábitat de cada persona, son parte de esta revolución.
Los laboratorios de Fabricación Digital, o Fab Labs, de los que también hemos conversado acá, son parte importante y clave de esta tercera revolución digital.