Las reuniones en línea agregan cansancio y tensión

La mayoría de nosotros, a partir del inicio de la pandemia y su cuarentena asociada, en el afán por continuar trabajando y haciendo avanzar los proyectos, las ideas, las ventas, el aprendizaje, y mantener las relaciones sociales, familiares y de amistad, hemos sostenido un gran número de reuniones en línea, por medio de alguna de las plataformas que han proliferado.

La oferta de webinars, cursos, charlas, tutoriales, y todo tipo de interacción en línea, ha aumentado en cantidad y a veces, también en calidad, lo que hace que nuestra agenda puede verse copada por reuniones de trabajo, familia, sociales, o las motivadas por un tema que nos interesa que será presentado en línea.

Hay claras ventajas en las posibilidades que se abren bajo esta modalidad: mayor alcance geográfico, las sesiones pueden ser grabadas y reproducidas nuevamente, los horarios pueden ser flexibles, si se asume que muchos asistentes están en sus casas, etc., aunque también hay desventajas, como la intrusión en el hogar, la ausencia de cambio de ambiente, etc.

Efectos en el cansancio y la tensión

Otras desventajas se refieren a la reacción psicológica de cada persona ante esta forma de interactuar que, si bien saca provecho de la interconexión mundial de equipos, la optimización de los diseños de las plataformas y de los protocolos de comunicación, no son la forma natural de comunicación del ser humano.

El profesor de comunicaciones Jeremy Bailenson, de la Universidad de Stanford, ha realizado un estudio sobre los efectos de las muchas horas de comunicación y conferencias en línea. En dicho estudio, el profesor menciona cuatro fuentes de fatiga y tensión, que se dan cuando utilizamos la opción de abrir la cámara y hacer nuestro rostro visible:

1. Una cantidad excesiva de contacto visual de cerca es muy intensa.

En situaciones normales, no es usual tener muchos pares de ojos viéndonos a la cara, como parece darse en una sesión con uso de vídeos por parte de varios usuarios. Para personas que son tímidas y que normalmente pasan casi desapercibidas y en silencio en reuniones físicas, en estos casos pueden sentir un nivel de intimidación al estar bajo el aparente escrutinio de los demás asistentes. Además, dependiendo del tamaño de nuestro monitor, podemos ver una cara de un tamaño distinto al natural.

2. Verse a sí mismo durante los chats de video constantemente en tiempo real es fatigoso

El hecho de verse a sí mismo dentro del grupo de asistentes es también poco natural. Es como si alguien anduviera a nuestro lado todo el tipo llevando un espejo, y haciendo que nos veamos en el mismo. Este hecho puede ser tensionante, y puede hacernos más autocríticos con nuestra imagen, arreglo personal, gestos y demás actitudes a las que normalmente no prestamos atención.

3. Los chats de video reducen drásticamente nuestra movilidad habitual

El área que la cámara alcanza a mostrar es reducida. Aunque esto puede ser deseable para no mostrar públicamente más espacio del que es necesario de nuestro espacio en el hogar o la oficina, si consideramos una buena práctica que mientras tengamos el vídeo encendido mostremos nuestro rostro, el espacio dentro del que podemos movernos es reducido significativamente. En una reunión presencial, es posible levantarse, estirar los músculos, caminar un poco, favoreciendo nuestros procesos creativos.

4. La carga cognitiva es mucho mayor en los chats de video

En reuniones presenciales, los gestos y el lenguaje del cuerpo son interpretados más fácilmente entre los participantes. Por ejemplo, para mostrar acuerdo con una idea que está siendo desarrollada por otra persona, podemos asentir con la cabeza, viendo a los ojos al interlocutor; para hacerlo en una video reunión, no estamos seguros que los gestos que realizamos son percibidos de igual modo por los demás. O bien, alguien puede realizar un gesto para su grupo interno, por ejemplo, su familia, y tomarse erróneamente como parte de la sesión. En cualquier caso, hay que mantenerse más atento a estos detalles, en línea.

El deterioro de la confianza en Internet

Como ha sucedido con otros avances científicos y tecnológicos de la humanidad, independientemente de las intenciones originales de los creadores, inventores o descubridores, una tecnología determinada puede ser utilizada para hacer mucho bien a la comunidad, pero también es posible que se use para hacer daño a otras personas.

Lamentablemente, esto ha sido siempre un reflejo del estado de nuestras comunidades, las condiciones sociales, las educativas, y las motivaciones de aquéllos que buscan en cualquier lugar y época, hacer dinero fácil, vengarse de otras personas y, en esencia, no tiene escrúpulos ni reparo en estafar, engañar, hacer daño o incluso terminar la vida de otros seres humanos.

Se ha repetido mucho que las tecnologías no son buenas ni malas en sí mismas, y que todo depende de cómo sean utilizadas por sus operadores, y qué fines tienen sus usuarios. La creación de leyes y cuerpos especiales de seguimiento dentro de las autoridades nacionales son conclusiones lógicas a este proceso.

¿Confiamos en Internet?

Internet es una tecnología muy relevante, que ha cambiado nuestras vidas de muchas formas. Como se ha mencionado, también hay malos actores que hacen uso, y en muchas ocasiones con gran despliegue de capacidad y competencia, de dicha tecnología para cometer abusos, robos, suplantaciones, extorsiones, engaños, estafas, y muchas acciones negativas más.

El efecto en los buenos usuarios, sobre todo si han sido víctimas de algunos de estos abusos, o lo han conocido de cerca en alguna persona cercana, es, por un lado, quizá ser más prudente o desconfiado de lo que existe en la red, y por otro, convertirse en un portavoz de las malas noticias que, en su opinión, vienen con el uso de Internet.

No se les puede culpar por ninguna de estas reacciones. Algunos gobiernos y legisladores responden a estos llamados construyendo marcos de referencia legales más cerrados, menos libres y más restrictivos. En algunos casos, este control adicional sobre el uso de Internet funciona, pero si las leyes no son bien pensadas, pueden también acabar o reducir con la creatividad y la innovación sin permiso, que Internet ha comenzado a promover.

Como en todo, debemos buscar un balance entre ambos extremos, de forma que sea posible desanimar, perseguir y castigar a los malos actores, sin impedir el desarrollo, la creatividad y la innovación de los buenos usuarios, que buscan poder utilizar esta tecnología para hacer avanzar en el buen sentido a nuestra humanidad, mejorar su propia economía y lograr un mayor nivel de vida para sus vecinos y el resto de la humanidad.

No es sencillo, pero si estamos atentos y abiertos a nuevas propuestas, y nos conformamos con avances graduales, podemos intentar ver todos los lados de una situación determinada: cómo reducimos el efecto adverso en los usuarios con buenas intenciones, al mismo tiempo que en realidad reduce la comisión de faltas, engaños, y delitos.

Tecnología en las elecciones salvadoreñas

El Salvador celebrará elecciones para cargos en la Asamblea Legislativa, el Parlamento Centroamericano y los Consejos Municipales de todo el país este próximo 28 de febrero. Si bien ya se han desarrollado eventos similares por muchos años, esta será la primera vez que se utilice tecnología de información y comunicaciones en cada Junta Receptora de Votos (JRV), que de acuerdo a cifras del Tribunal Supremo Electoral, son 8,684.

Cada JRV contará con una laptop, un impresor, un digitalizador (escáner), un proyector, un hub de puertos USB, un modem USB y un UPS, para mantener la energía eléctrica continua, así como los suministros necesarios para que estos dispositivos funcionen.

Fuente: Tribunal Supremo Electoral de El Salvador

El programa informático que servirá para desarrollar el escrutinio preliminar en cada JRV, permitirá guardar los datos y las respectivas actas, así como transmitir dicha información a un servidor central para ir calculando los resultados finales preliminares, ha sido desarrollado por el personal técnico del TSE.

Un avance y una primera vez

La utilización de estos equipos en cada mesa de recepción de votos, una vez termine y se cierre la votación en cada Centro de Votación, a las 5 pm del día de las elecciones, servirá para que se ingrese la información contenida en las papeletas de cada elección en forma individual, y contiene, como todo sistema informático, una serie de verificaciones básicas respecto a las sumas y posibilidades.

Una vez ingresados los datos generales, tales como la identificación de los miembros y vigilantes de cada JRV, se realizarán, en el orden establecido por el TSE y aplicado en el programa, los escrutinios de Asamblea Legislativa, PARLACEN y Consejos municipales. Al final de cada escrutinio, se imprimirá, firmará, sellará y digitalizará la respectiva acta, y se imprimirán todas las copias necesarias. En ese momento se transmitirán los datos al servidor central.

De esta forma, si todo fluye correctamente, la información se irá depositando en el servidor central en tiempos relativamente breves, haciendo posible contar con resultados, que por definición son preliminares, esperando a ser validados por el TSE de acuerdo a sus procedimientos previamente establecidos, pero que seguramente darán una idea bastante buena de las tendencias.

Como cualquier proceso que involucra la interacción de tecnología y personas que se realiza por primera vez, es muy probable que algunos de los flujos esperados dentro del procedimiento muestren alguna falla, en algunas de las muchas JRV.

Como país y como ciudadanos, debemos ser tolerantes y comprensivos ante esta posibilidad de comportamientos inesperados, difíciles o incluso, fallas en los equipos, la energía, la comunicación o las personas involucradas. Normalmente, hay procesos de contingencia ante la mayoría de posibles ocurrencias distintas a los planes originales, y personas a cargo de tomar decisiones in situ.

El beneficio que como país obtendremos es superior, ya que estaremos promoviendo la expansión de la cultura digital, tan diseminada en el resto del mundo, y habremos dado un paso más en la dirección correcta.

El conocimiento como un bien catalizador y transferible

La construcción, registro, codificación, almacenamiento, distribución, aprovechamiento y vuelta a la construcción, del conocimiento, ha sido en la historia de la humanidad la razón y forma en que ha logrado ir mejorando sus niveles y estilos de vida y trabajo.

Históricamente, el progreso real de la humanidad no comenzó sino hasta que las formas, aunque fueran rudimentarias, de almacenamiento y transmisión del conocimiento, se crearon, al concebir los códigos de símbolos y los medios para registrarlos, de manera que otras personas pudieran decodificarlos en otro tiempo o lugar. Es decir, el surgimiento de la escritura, en sus diversas variantes

La transmisión oral no era suficiente, tanto porque usando este método el mensaje puede no ser fielmente generado ni recibido, así como porque si el emisor fallecía antes de poder transmitirlo, ese conocimiento se perdía por completo.

Almacenamiento, orden y recuperación

Igualmente importante fue concebir, descubrir o crear medios que pudieran soportar el paso del tiempo sin perder la exactitud del contenido, de forma que las piezas del conocimiento que se iban acumulando pudieran ser almacenadas adecuadamente, para que las siguientes generaciones no tuvieran que repetir las experiencias que habían servido para obtener dicho conocimiento: plantas medicinales, hierbas venenosas, animales agresivos o domesticables, etc.

El conocimiento obtenido por los ancestros y predecesores, servía en buena medida, tanto para sobrevivir y llevar una mejor vida en cada época de la humanidad, así como para construir nuevo conocimiento en base a lo que ya estaba bajo control. Las nuevas adiciones, cambios, y matices a lo que ya estaba almacenado, así como las nuevas visiones, descubrimientos, experimentos y pruebas se apoyaban en todo lo anterior que ya era accesible.

Además de guardar el conocimiento logrado hasta el momento, pronto resultó obvio que para tener éxito en la búsqueda y aprovechamiento del conocimiento anterior, era crucial contar con algún método de ordenamiento, localización y en algunos casos, alguna codificación o taxonomía que, hasta donde fuera posible, fuese generalizado y utilizado por todos.

Así fueron surgiendo paulatinamente, y por separado, los códigos de escritura, de transmisión y cifrado, así como el método científico, los investigadores y las ciencias como la bibliotecología, la teoría de la información.

Con el advenimiento de la digitalización, la computación y las comunicaciones a nivel mundial, cuyo desarrollo nos ha tocado a algunos vivir de primera mano en nuestra generación, el conocimiento y su insumo fundamental, la información, llegó a nuevas dimensiones, en capacidad de almacenamiento, velocidad de transmisión, codificación de símbolos y cifrado de lo almacenado y transmitido.

La explosión ha sido de tal magnitud, que nos encontramos aún en la fase de sobre exposición, super abundancia, abuso, confusión, confianza en los contenido y disparidad en el acceso y las habilidades personales para obtener los mejores resultados de nuestra relación con el conocimiento. Hace falta aún mucho trabajo para subsanar los nuevos obstáculos que han surgido entre los seres humanos y el conocimiento.