¿Son más inteligentes los niños de hoy?

Es muy común escuchar en la actualidad comentarios sobre la mayor inteligencia, memoria y capacidades intelectuales de los niños y niñas de este tiempo, comparándolos con los de generaciones pasadas. Los comentarios se hacen partiendo sobre todo de la innegable facilidad con la que los infantes y adolescentes contemporáneos se entienden con los dispositivos y equipos que la tecnología ha puesto a nuestra disposición.

Se trata de pequeñas personas que saben usar las tabletas, los celulares, las cámaras digitales y los computadores; que saben navegar y encontrar su camino en Internet; que conocen los trucos y atajos en los juegos de vídeo de su predilección; y que comprenden con mayor facilidad la nueva cultura digital que nos rodea en muchas situaciones cotidianas, de trabajo y de entretenimiento. Todo esto sin haber asistido a ninguna clase o seminario, ni haber leído ningún manual previamente y en muchas ocasiones, sin siquiera saber hablar inglés.

La percepción generalizada de que esta generación tiene más habilidades que las anteriores es legítima, pues todos admiramos a las personas que realizan con visible facilidad las tareas que a nosotros mismos nos resultan difíciles. De hecho, si asumimos una definición propia de talento como “hacer ver que algo es fácil”, independiente de si en realidad lo es o no, podríamos pensar que los jóvenes de hoy tienen talentos innatos especiales para operar y sacar provecho de los equipos electrónicos y digitales.

Una cuestión de escenarios

Para evaluar este tema, hay un fenómeno que no debemos dejar de lado y que incide en la facilidad con que los niños y niñas “dominan” la tecnología. Los dispositivos, diseños y aparatos que continúan apareciendo en el mercado son cada vez más accesibles para la mayoría de personas, desde distintos aspectos: facilidad de uso, costo, fiabilidad, calidad, estándares y facilidad de comprensión.

Si se toma en consideración este hecho, y recordamos cómo las generaciones pasadas supieron en relativo corto tiempo cómo manejar un automóvil, cómo operar un teléfono y un fax, así como sacarle provecho al control remoto, la máquina de escribir y otros adelantos de su respectiva época, podemos acercarnos a la conclusión de que se trata más bien del escenario en el que nos toca vivir a cada uno cuando somos niños lo que hace posible que desarrollemos unas u otras habilidades.

Así, si consideramos que, por un lado, los componentes que sirven para diseñar y construir los dispositivos tecnológicos se vuelven cada vez más baratos, eficientes y pequeños, y por otro, que los diseñadores de las interfaces de usuario aprenden cada día más sobre la psicología humana, crean estándares convencionalmente aceptados (“F1 es para ayuda”) y reciben realimentación sobre las reacciones humanas intuitivas independientemente del idioma, país o cultura, podemos concluir fácilmente que no es necesariamente verdad que nuestros niños sean más capaces e inteligentes que lo que fueron las generaciones pasadas, sino que en realidad están rodeados de más tecnología, que a su vez es de más fácil uso.

Si además de estas observaciones, agregamos la realidad psicológica de que todos los seres humanos, mientras son infantes, tienen menos inhibiciones y temores a cuestiones como la experimentación, hacer el ridículo, arruinar un aparato y equivocarse, coincidimos en que es lógico y comprensible que sean los niños los que mejor lucen ante la nueva ola de aparatos y dispositivos tecnológicos.

Más contenido y más posibilidades

Dicho lo anterior, también hay que reconocer que, en parte gracias a esa misma accesibilidad a la tecnología y a la cultura digital, ha sido posible acelerar el aprendizaje de los niños y adolescentes, incluyendo una mayor cantidad y variedad de contenido educativo en los recursos que se usan en las escuelas y colegios, así como en el hogar mismo.

Esto significa que, en términos generales, a la misma edad, un educando contemporáneo ha recibido más contenido educativo, en forma, calidad y variedad, que una persona que recibió su educación años atrás, en parte gracias a los avances de la tecnología. Si existiera esta tasa, podríamos decir que en la actualidad contamos con más contenido por unidad de medio educativo.

Esta diferencia sí puede y debe ser tomada en cuenta para aprovecharla, y lograr que nuestros jóvenes aprendan y comprendan de mejor forma los fenómenos naturales y los conceptos científicos que sirven de base para crear el conocimiento, la innovación y la invención.

De esta forma, aunque la niñez y juventud actuales no son necesariamente más inteligentes que los de las generaciones anteriores, sí tienen mayores oportunidades de lograr una mejor comprensión y análisis del mundo contemporáneo y, por tanto, buscar y encontrar mejores oportunidades de desarrollo y progreso para ellos, sus familias y su país. Ojalá logremos encontrar la forma de obtener y materializar esas ventajas, a favor de un mejor futuro para todos.

 

5 comentarios sobre “¿Son más inteligentes los niños de hoy?”

  1. No comparto esta idea.

    Que la generación actual disponga y sepa utilizar con habilidad la tecnología actual no es sinónimo de algún grado de ventaja sobre las habilidades de las generaciones jóvenes de hace 25 o 50 años; es simplemente que disponen de ellas y están diseñadas para facilitar su uso por medio de interfaces gráficas que simplifican el entendimiento para su uso. Lo que sería sorprendente es que, con cinco o siete años, un niño me explicara perfectamente porque prefiere una tableta con 2MB de base DDR3 a una de 512Kb DDR5, o porque prefiere una GPU PowerVR SGX544 a una Mali-400, o un CPU RK3066 a un AllWinner A10. ¿Alguien recuerda lo que había que hacer para grabar un disco a un casete cuando no existían sistemas de sonido integrado?, pues había que conseguir un tornamesa, un deck, los cables RCA, interconectar adecuadamente los aparatos, ajustar velocidades y niveles de grabado y un poco de tino esperando que la aguja no saltara y tuviéramos que repetir alguna canción; vamos, esto no lo hacen estos «niños tan desarrollados» de hoy en día, porque la respuesta es simple, todo ahora es «click aquí, click allá, arrastra hacia un lado y hacia otro»… no hay que tener muchas neuronas para hacer esto sin necesidad de conocer a profundidad la complejidad de los dispositivos que empleamos hoy en día. Pídele a una quinceañera que explique como funciona la difusión de las señales 3G en el espectro radiofónico que le permite chatear o ver las fotos de sus amigos de facebook en su celular.

    En el pasado no se disponía de la tecnología que tenemos ahora para facilitar nuestras tareas cotidianas, la difusión de la información, comunicación, etc. Pero el saber emplear los dispositivos de alta tecnología no significa que el usuario posee el conocimiento o entendimiento del funcionamiento integral de dicha tecnología, sino que simplemente, quienes desarrollaron la interfase si han conseguido que una mente simple pueda asociar con facilidad los conceptos que permiten el uso de alguna aplicación o dispositivo.

  2. Claro que son más inteligentes, y todo es porque lo que encuentran a su alrededor está cargado de tecnología. Recuerdo que hace años la diversión de los niños era jugar los tradicionales juegos Salvadoreños como escondelero. Hoy en día todo es diferente, los niños prefieren mejor jugar en sus computadoras, nintendos o aparatos. A la larga esto nos hará una sociedad menos social con los demás.

  3. salvaescalante
    Eso es como que yo te preguntara si ¿los niños de hace 20 o 50 años sabían cual era el funcionamiento que provocaba que su juguete funcionara?, la respuesta probablemente seria la misma que la que te darían los niños de hoy en día, los tiempos no han cambiado demasiado lo único que cambio fue el «juguete» pero esta generación seguramente dará los cambios y soluciones para que sigamos avanzando

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