Compartir, ser abierto y transparente: rasgos de la cultura Internet

Con la variedad y diversidad que podemos encontrar alrededor del mundo, seguramente varios sociólogos, filósofos, analistas y otros profesionales han realizado estudios documentados sobre la cultura Internet, identificando sus rasgos característicos, quizá clasificándolos por edad, género, idioma, educación, nacionalidad, y muchos otros criterios generales y tradicionales de clasificación.

Como cualquier conglomerado de personas, la población que habita y convive en el ciberespacio ha desarrollado sus reglas de convivencia, sus gestos, costumbres, rituales, rasgos de personalidad, dichos, expresiones y formas de actuar y comportarse, además de algunos conceptos quizá más profundos y determinantes, parecidos a lo que conocemos como principios y valores.

Poco a poco, los nuevos entrantes van conociendo, preguntando, comprendiendo y, eventualmente, utilizando y proyectando estos rasgos culturales, a partir de lo que observan y reconocen como apropiado en cada caso. Ésta es una conducta normal de cada individuo dentro de cualquier grupo de seres humanos, sobre todo cuando nos vamos incorporando, con deseos de ser aceptados y bien recibidos, como novatos en dicho grupo.

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Lo curioso, y debatible, es que podemos concebir a los usuarios de Internet como un grupo cultural aparte, pues aunque todos los que somos parte de ese conjunto, somos necesariamente también parte de un país, con un idioma, una historia y cultura propias, así como otras características que permiten clasificarnos por separado.

La cultura Internet

Aun así, un hecho claro, distintivo y muy significativo es el porcentaje de nuestra vida que hemos sido usuarios de Internet. No hace falta ahondar mucho en esta importante diferencia, y el tema ha sido sujeto de exhaustivos análisis, llegando a separar a los nativos de los inmigrantes digitales, los millenials y la generación Y de los demás nacidos antes de una fecha determinada.

En efecto, los que no tuvimos Internet en nuestra niñez y adolescencia manifestamos conductas, ideas, opiniones e incluso formas de ver la vida, que son diferentes de las que las personas que han contado con acceso a Internet desde la edad en que tuvieron razón y recuerdo, aunque sea en forma irregular.

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Algunos de los rasgos que se ven más claramente en los nacidos bajo el influjo Internet y que están en la esencia y definición de la misma red de redes, son los siguientes:

  • La disposición para compartir ideas innovadoras con otras personas.
  • La apertura para conversar y discutir, con mayores niveles de tolerancia.
  • La transparencia en las actuaciones, apariciones y emisión de opiniones.

Seguramente hay más, pero lo relevante es que estos rasgos, que los encontramos más fácilmente en los jóvenes hasta 35 años, y los hallamos menos en las personas que no nacimos navegando en Internet, influyen grandemente en el mismo desarrollo de la tecnología y los servicios más destacados en la misma Internet.

En los orígenes de Internet

El análisis es interesante, pues podemos argumentar que la construcción de la misma Internet, desde los ingenieros que trabajaron en su diseño, así como mucho de lo que se continúa construyendo alrededor de estas tecnologías, mantiene estos pilares filosóficos de compartir, apertura y transparencia, además de la búsqueda del bien común y una democracia bastante funcional.

Es fácil demostrar lo anterior. Baste pensar cuánto tendríamos que pagar, adicionalmente al servicio de conectividad que pagamos, en concepto de regalías y beneficios si todos los diseños de ingeniería que nos permiten conectarnos y usar todas las aplicaciones contaran con patentes y requerimientos de cobro por propiedad intelectual registrada y explotable comercialmente.

Foto (c) Clark Quinn, Boston, Massachusetts. En 1994, para conmemorar los 25 años transcurridos desde la creación de ARPANET la empresa Bolt Beranek and Newman, a la que la ARPA contrató para poner en marcha esta red, reunió en su sede de Boston a la mayoría de los que formaron parte del grupo que puso todo en marcha. Estos son: De izquierda a derecha, primera fila: Bob Taylor (1), Vint Cerf (2), Frank Heart (3); segunda fila: Larry Roberts (4), Len Kleinrock (5), Bob Kahn (6); tercera fila: Wes Clark (7), Doug Engelbart (8), Barry Wessler (9); cuarta fila: Dave Walden (10), Severo Ornstein (11), Truett Thach (12), Roger Scantlebury (13), Charlie Herzfeld (14); quinta fila: Ben Barker (15), Jon Postel (16), Steve Crocker (17); última fila: Bill Naylor (18), Roland Bryan (19).
Foto (c) Clark Quinn, Boston, Massachusetts. En 1994, para conmemorar los 25 años transcurridos desde la creación de ARPANET la empresa Bolt Beranek and Newman, a la que la ARPA contrató para poner en marcha esta red, reunió en su sede de Boston a la mayoría de los que formaron parte del grupo que puso todo en marcha. Estos son: De izquierda a derecha, primera fila: Bob Taylor (1), Vint Cerf (2), Frank Heart (3); segunda fila: Larry Roberts (4), Len Kleinrock (5), Bob Kahn (6); tercera fila: Wes Clark (7), Doug Engelbart (8), Barry Wessler (9); cuarta fila: Dave Walden (10), Severo Ornstein (11), Truett Thach (12), Roger Scantlebury (13), Charlie Herzfeld (14); quinta fila: Ben Barker (15), Jon Postel (16), Steve Crocker (17); última fila: Bill Naylor (18), Roland Bryan (19).

Muy pocos, si algunos, de los creadores de los elementos tecnológicos de Internet, optaron por registrar y cobrar por sus trabajos. Un tema diferente, por supuesto, son algunos de los paquetes de software y aplicaciones que usan la Internet, que sí cobran regalías.

Al recibir muchas de las prestaciones y aplicaciones que se definen como abiertas, y con frecuencia sin costo o muy baratas, los usuarios se ven invitados y motivados a repetir ese comportamiento generoso de compartir y ser abierto con los conocimientos. Por eso, muchos de los jóvenes emprendedores exitosos que podemos conocer, están dispuestos a donar su tiempo enseñando a otros una parte de su experiencia y habilidades.

Ojalá esa cultura Internet se logre expandir a otros ámbitos, y seamos más abiertos, tolerantes, transparentes y dispuestos a compartir. Probablemente veríamos mejores resultados para todos, seamos o no usuarios de Internet.

 

 

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