La encíclica “Caritas in Veritate” y la técnica

Como parte importante de nuestra vida y nuestro mundo, es de esperar que Su Santidad el Papa, como máximo portavoz de la iglesia católica, y tal como algunos de sus predecesores, se refiera en sus reflexiones al papel de la técnica y los avances en la ciencia en el desarrollo y la evolución de la humanidad, desde su propia perspectiva.

La tercera Carta Encíclica del Sumo Pontífice Benedicto XVI, publicada en junio del año 2009, recuerda la importancia de conjugar los preceptos de “caridad” y “verdad”, y de mantenerlos en la base de las nuestras acciones, sobre todo en la relación que éstas pueden guardar con el desarrollo de nuestros pueblos y nuestros conciudadanos.

La relación íntima entre caridad y verdad que se devela en esta encíclica es resumida por el Cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, en la disertación que realizó en nuestro país acerca de esta encíclica, como parte de la conmemoración del XXV aniversario de la Universidad Don Bosco, en dos frases complementarias:

“La verdad sin caridad es estéril”

“La caridad sin verdad es ciega”

Para ampliar estos conceptos, la Carta contiene en toda su extensión una cantidad importante de ideas fuerza, abordando varios temas contemporáneos de gran interés general, dentro de los cuales dedica un capítulo completo, el sexto, al tema del “Desarrollo de los pueblos y la técnica”.

Reflexiones interesantes

Como hemos dicho, Benedicto XVI no es el primer Papa que se refiere a estos temas. En esta encíclica, y basándose en palabras de Pablo VI, el Santo Padre establece la ambivalencia de la técnica, que en esencia nos recuerda que la aplicación de casi cualquier tecnología, decidida y realizada por una persona humana, es la que va a tener un efecto positivo o negativo en el desarrollo de la humanidad y de los pueblos. Un descubrimiento científico o una aplicación tecnológica, per se, no es bueno ni malo. El efecto de su utilización sí lo puede ser, y ésta es una decisión del ser humano que la descubre, inventa, o de todo aquél que la aprende a usar, por lo que la enseñanza de la ética, aun en versiones abreviadas, debe acompañar siempre la transmisión del conocimiento tecnológico.

—– Inicio de cita de la encíclica ——

En sí misma considerada, la técnica es ambivalente. Si de un lado hay actualmente quien es propenso a confiar completamente a ella el proceso de desarrollo, de otro, se advierte el surgir de ideologías que niegan in toto la utilidad misma del desarrollo, considerándolo radicalmente antihumano y que sólo comporta degradación. Así, se acaba a veces por condenar, no sólo el modo erróneo e injusto en que los hombres orientan el progreso, sino también los descubrimientos científicos mismos que, por el contrario, son una oportunidad de crecimiento para todos si se usan bien.

—– Fin de cita ——

Otra de las muchas piezas de reflexión dentro de este documento habla del desarrollo y de los peligros de las ideologías que, llevadas a posiciones límite, pueden convertirse en un elemento de freno y distorsión en el uso apropiado de la tecnología y otras creaciones humanas.

—– Inicio de cita de la encíclica ——

Hoy, el cuadro del desarrollo se despliega en múltiples ámbitos. Los actores y las causas, tanto del subdesarrollo como del desarrollo, son múltiples, las culpas y los méritos son muchos y diferentes. Esto debería llevar a liberarse de las ideologías, que con frecuencia simplifican de manera artificiosa la realidad, y a examinar con objetividad la dimensión humana de los problemas.

—– Fin de cita ——

“Desarrollo de los pueblos y la técnica”

En el capítulo dedicado a la técnica y, por extensión, a la ciencia y la tecnología, el Papa enfatiza la responsabilidad que los seres humanos tenemos sobre los efectos de la aplicación de las técnicas y las tecnologías en cualquier aspecto de nuestra vida.

El Cardenal Rodríguez Maradiaga ilustró este aspecto recordando, con desacuerdo e indignación, cuando el ex presidente de los Estados Unidos, George Bush, buscaba explicar y justificar la crisis económica que aun vivimos, tipificándola como “una falla de los mercados”, como si los mercados fueran una entidad concreta y real, y no una herramienta creada, dirigida y manipulada por los hombres.

—– Inicio de cita de la encíclica ——

La clave del desarrollo está en una inteligencia capaz de entender la técnica y de captar el significado plenamente humano del quehacer del hombre, según el horizonte de sentido de la persona considerada en la globalidad de su ser. Incluso cuando el hombre opera a través de un satélite o de un impulso electrónico a distancia, su actuar permanece siempre humano, expresión de una libertad responsable. La técnica atrae fuertemente al hombre, porque lo rescata de las limitaciones físicas y le amplía el horizonte. Pero la libertad humana es ella misma sólo cuando responde a esta atracción de la técnica con decisiones que son fruto de la responsabilidad moral.

—– Fin de cita ——

La encíclica también nos advierte ante la posible absolutización de la técnica, y la pérdida del horizonte respecto a “para qué” hacemos los descubrimientos, las investigaciones y los adelantos tecnológicos y científicos. Es importante mantener el balance entre nuestro dominio, a través del estudio y el conocimiento, sobre lo material, y los objetivos, fundamentalmente espirituales, para los que se llevan a cabo tales acciones. Esto es, básicamente, el predominio y el ejercicio de la ética.

—– Inicio de cita de la encíclica ——

El desarrollo nunca estará plenamente garantizado por fuerzas que en gran medida son automáticas e impersonales, ya provengan de las leyes de mercado o de políticas de carácter internacional. El desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y agentes políticos que sientan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común. Se necesita tanto la preparación profesional como la coherencia moral. Cuando predomina la absolutización de la técnica se produce una confusión entre los fines y los medios, el empresario considera como único criterio de acción el máximo beneficio en la producción; el político, la consolidación del poder; el científico, el resultado de sus descubrimientos.

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Los medios de comunicación y el conocimiento

El Sumo Pontífice también tiene unas palabras acerca del papel de los medios de comunicación, que cuentan hoy en día con grandes dosis de infraestructura y tecnología moderna y de inmenso poder, pues el adjetivo “masivo”, que anteriormente se adjuntaba a la denominación de los medios de comunicación, ahora adquiere una dimensión verdaderamente planetaria, cuando gracias a esos medios podemos ser testigos de los sucesos en cualquier parte del mundo en forma inmediata.

El cardenal Rodríguez Maradiaga lo dice de una forma más sucinta: “estamos más cercanos, pero no somos más hermanos”.

—– Inicio de cita de la encíclica ——

Al igual que ocurre con la correcta gestión de la globalización y el desarrollo, el sentido y la finalidad de los medios de comunicación debe buscarse en su fundamento antropológico. Esto quiere decir que pueden ser ocasión de humanización no sólo cuando, gracias al desarrollo tecnológico, ofrecen mayores posibilidades para la comunicación y la información, sino sobre todo cuando se organizan y se orientan bajo la luz de una imagen de la persona y el bien común que refleje sus valores universales. El mero hecho de que los medios de comunicación social multipliquen las posibilidades de interconexión y de circulación de ideas, no favorece la libertad ni globaliza el desarrollo y la democracia para todos. Para alcanzar estos objetivos se necesita que los medios de comunicación estén centrados en la promoción de la dignidad de las personas y de los pueblos, que estén expresamente animados por la caridad y se pongan al servicio de la verdad, del bien y de la fraternidad natural y sobrenatural.

—– Fin de cita ——

La encíclica no deja de lado el tema del conocimiento, y la importancia que tiene el contenido multifacético de toda pieza de conocimiento que adquirimos, calificando de “don recibido” a ese saber. Como todo bien que se recibe, debe cuidarse, hacerlo evolucionar y, de acuerdo a los principios de caridad, ponerlo al servicio de los demás.

—– Inicio de cita de la encíclica ——

Todo conocimiento, hasta el más simple, es siempre un pequeño prodigio, porque nunca se explica completamente con los elementos materiales que empleamos. En toda verdad hay siempre algo más de lo que cabía esperar, en el amor que recibimos hay siempre algo que nos sorprende. Jamás deberíamos dejar de sorprendernos ante estos prodigios. En todo conocimiento y acto de amor, el alma del hombre experimenta un «más» que se asemeja mucho a un don recibido, a una altura a la que se nos lleva.

—– Fin de cita ——

El trabajo es personal, pero al mismo tiempo comunitario. Ojos nuevos y corazón nuevo. La tecnología puede y debe ser puesta al servicio del bien común. De otra forma, deja de tener sentido.

—– Inicio de cita de la encíclica ——

Para ello se necesitan unos ojos nuevos y un corazón nuevo, que superen la visión materialista de los acontecimientos humanos y que vislumbren en el desarrollo ese «algo más» que la técnica no puede ofrecer. Por este camino se podrá conseguir aquel desarrollo humano e integral, cuyo criterio orientador se halla en la fuerza impulsora de la caridad en la verdad.

—– Fin de cita ——

Por supuesto, acorde con los tiempos, ésta y otras encíclicas papales se encuentran en el sitio web del Vaticano, en español, en la siguiente dirección: Encíclica Caritas in Veritate.

Un comentario sobre “La encíclica “Caritas in Veritate” y la técnica”

  1. Interesante, la verda el objeto de todo descubrimiento o esfuerzo humano debiese ser par engrandecer el espiritu humano mismo, sin embargo ese horizonte y esa conciencia parece haber desaparecido de la humanidad en general. Hoy dia hay incluso religiones sin Dios, como si tan solo fuesen requisitos de algun caracter pero vacios en sustancia.

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