Como en un juego de tenis, en el que la pelota continuamente va de un lado a otro de la cancha, o en el de las bolas que rebotan y oscilan constantemente, las discusiones y posiciones de los muchos actores involucrados en las definiciones del tratamiento que deben tener las conductas en el ciberespacio se han venido fortaleciendo y, a veces, inclinándose hacia un esquema u otro de gobernanza de Internet.
De acuerdo a lo planteado por un grupo de investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, en un artículo llamado “iGovernance: The future of Multistakeholder Internet Governance in the wake of the Apple encryption saga”, los autores hacen un recuento breve de las tres eras o fases que, hasta la fecha, la disposición hacia la gobernanza de Internet ha tenido, señalando fechas y sucesos específicos que marcan estas tres fases.
Algunos analistas, no necesariamente activos en el mundo de la tecnología, anticipan que el nivel de involucramiento de los estados en la dirección, administración y regulación de lo que ocurre en Internet será una de las principales áreas de debate y discusión en los próximos años.
Observando los acontecimientos recientes a nivel mundial, sobre todo en aspectos de ciberseguridad, y el nivel cada vez mayor de dependencia de la tecnología digital y de telecomunicaciones, no es difícil aceptar esa premisa.
La primera era: el silencioso surgimiento de Internet
Tipificado como un período de desarrollo silencioso, positivo, entusiasta y creciente de Internet en la mayor parte de países en el mundo, este período se ubica desde 1970 hasta 1998. La conceptualización, el diseño y la puesta en producción de la tecnología de comunicaciones llamada basada en los protocolos TCP/IP (1970) se desarrolló y propagó desde abajo hacia arriba, sin que hubiera necesidad de pedir permiso ni pagar alguna franquicia o licencia.
En esos años, muchos países de Latinoamérica y otros en el mundo, por iniciativas de unos pocos pioneros en cada lugar, gestionaron independientemente, de una forma abierta, cándida y con una visión nacionalista de desarrollo tecnológico y social, los recursos tecnológicos necesarios para conectar a sus países a la nueva red en evolución.
En 1998, el hito que marca la definición de esta era es la creación de la Corporación Internet para los Nombres y Números Asignados (ICANN), concebida para administrar y coordinar la gestión y operación, a un alto nivel, de los servicios de resolución de nombres de dominio, las direcciones IP y los protocolos utilizados en Internet.
La segunda era: la Gobernanza de Internet
Desde el principio, los aspectos tecnológicos eran los más sencillos de administrar, en comparación con los demás elementos que comenzaban a surgir en Internet. Esta fase se dice ir desde 1998 hasta 2006, año en que Naciones Unidas crea el grupo de Gobernanza de Internet, y el Foro de Gobernanza de Internet, dándole vida y recursos por 10 años.
El surgimiento con un claro mandato de este movimiento mundial reconocía explícitamente que era necesario e importante destinar recursos, tiempo y sobre todo, pensamiento y discusión, a otros temas más allá de la base tecnológica de Internet.
Lo más relevante acá fue la apertura a toda la sociedad, no solamente a los gobiernos, para que discutieran y, si era posible, definieran, cómo deberían tratarse los temas más preocupantes que sucedían en Internet. El modelo de múltiples partes interesadas cobró fuerza sobre el tradicionalista enfoque del rol protagónico de los gobiernos, aun perseguido por regímenes menos abiertos, como los de Rusia y China.
La tercera era: los gobiernos deben encontrar su rol
Comenzando en 2000, traslapándose con la segunda era, el tercer período abarca la reunión plenipotenciaria de WCIT en 2012, las revelaciones hechas por Edward Snowden, los reclamos de la presidenta de Brasil ante Naciones Unidas por la cibervigilancia realizada por los países más poderosos, la celebración del evento NetMundial en Sao Paulo, y la terminación del contrato entre NTIA e ICANN en septiembre de 2016, terminando con el vestigio remanente de la injerencia del gobierno de un país sobre las funciones técnicas de Internet.
Se anticipa que el rol del sector privado seguirá cobrando predominancia, buscando obviamente sus propios intereses empresariales y de generación de beneficios. Sin embargo, también los demás sectores, la academia, sociedad civil, comunidad técnica y los mismos gobiernos, seguirán buscando una mejor posición para hacer sentir y valer sus propios intereses y la visión que, en muchos casos, consideran genuinamente como la mejor para sus conciudadanos.
El vaivén y los argumentos continuarán fluyendo, y aunque cada país y región tiene la autonomía para tomar sus propias decisiones basadas en su dinámica interna, la inexistencia práctica de fronteras en el ciberespacio agrega un elemento de jurisdicción y conciliación de visiones que nunca antes en la historia de la humanidad había sido tan palpable y evidente.