¿Cómo aprovechar las ideas que se producen en la primera línea?

Esta semana tuvimos en el país una nueva visita del doctor Alan Robinson. En agosto de 2017, en este mismo espacio, escribimos algunas ideas de las que escuchamos en sus presentaciones, acerca de la importancia de darle atención a las ideas que pueden ocurrir entre las personas que están en la primera línea del negocio.

Se trata del equipo humano que atiende directamente a los usuarios y clientes de la actividad que hace la empresa, así como de las personas que tienen contacto todo el día y todos los días, con alguno(s) de los pasos de la manufactura y producción, empaque, distribución, atención telefónica, y todas las formas en que hay interacción con clientes y con el servicio o producto que genera nuestros ingresos.

Si bien las juntas directivas y los gerentes son quienes dirigen las estrategias de las empresas y organizaciones, la mayor parte de las acciones y tareas que pueden agregar valor a los bienes y servicios que ofrecemos, distribuimos, vendemos y comercializamos, son desarrolladas por los colaboradores y empleados, propios o tercerizados, que constituyen la primera línea de nuestra cadena hacia nuestros consumidores.

Un banco de ideas para generar ahorros o ganancias

Se trata, entonces, de buscar una forma de reunir la mayor cantidad de ideas de parte de estos grupos de colaboradores para realizar mejoras en los productos, servicios, procesos, equipos, metodologías, políticas, mecanismos, y otros componentes de la actividad y el trabajo que llevan a cabo todos los días.

Por supuesto, no todas las ideas pueden producir resultados que generen ahorros o que sean redituables. Tampoco los impactos son inmediatos, significativos, o siquiera tangibles en el corto plazo, y eso puede ser desalentador para continuar con un potencial programa de búsqueda de ideas. Aún así, puede valer la pena considerar la creación y mantenimiento de un banco de ideas en la organización.

Algunas reflexiones en este tema:

– Crear una forma sistemática de almacenar ideas, incluyendo su proponente, sus detalles, impresiones, fecha, resultados de implementación, costos y otras características.

– Desarrollar un sistema de colección, revisión, evaluación y decisión del grado de implementación de las mismas.

– Concebir un sistema de incentivos y motivaciones para que los empleados que pueden generar las ideas, lo hagan sin restricciones, en forma continua, en individual o en grupo.

– Mantener un registro estadístico e histórico de las ideas y su evolución. Algo que se concibió en un momento puede llegar a ser factible o productivo más adelante.

– Desarrollar una metodología para costear un posible proyecto, así como para medir y calcular el ahorro o el beneficio extra obtenido.

– Diseñar un forma para socializar las ideas, buscando su mejora y/o sus posibles inconvenientes, actuales o futuros.

– Llevar a cabo sesiones de fertilización cruzada entre las unidades y secciones vinculadas de la empresa, extendiendo la posibilidad de obtener buenas ideas a personas no directamente vinculadas al sitio o actividad bajo revisión.

Seguro hay más elementos a considerar, y eso será definido y aprendido por cada empresa u organización, en cuanto comiencen a buscar las ideas de productividad e innovación en la primera línea de los colaboradores.

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