Las generaciones interactivas y nuestro futuro

Si bien es cierto que históricamente ha existido una brecha entre cada generación y la siguiente, la distancia generacional que nos ha tocado vivir dentro de los grupos de edad contemporáneos ha sido ampliada por la existencia y acceso a los miles de dispositivos, programas y aparatos tecnológicos que nos rodean.

Cualquier otra época, aunque haya tenido inventos que cambiaron el curso de la historia de la humanidad, careció de un importante componente que en nuestras vidas hemos presenciado: la popularización de tales invenciones revolucionarias. El fácil acceso a los teléfonos celulares, los dispositivos portátiles, la televisión, las computadoras, Internet, las redes sociales, los videojuegos, las memorias, y un largo etcétera, agrega un elemento radicalmente diferente a cualquier otro momento en la historia.

No sólo los adultos de todas las edades, sino los niños, niñas y adolescentes, a partir de muy corta edad, pueden acceder, y lo hacen, a un conjunto de ventajas tecnológicas que no dejan de impresionar a los inmigrantes digitales, es decir, a los que no crecimos con esa explosión de instrumentos y facilidades tecnológicas.

El fenómeno de la posesión y manejo de todas estas posibilidades, sobre todo por parte de los infantes de corta edad y los adolescentes, sin duda está moldeando su forma de ver e interactuar con el mundo, y ese enfoque ante la realidad que les circunda es muy diferente al que podemos tener los que desarrollamos nuestra personalidad en otros ambientes, menos comunicados y menos interactivos.

Una confirmación  en España y 7 países latinoamericanos

Para colocar algunas cifras a esta presunción, por lo demás válida, la Fundación Telefónica ha auspiciado sendos estudios en España y algunos países de América Latina, que han permitido a los analistas a cargo de revisar los resultados aseverar y anticipar algunos hechos que separan a las generaciones.

Los estudios, así como otros documentos y proyectos que han seguido esta línea de trabajo, han denominado a los actuales niños, niñas y adolescentes, entre 6 a 18 años de edad, como las generaciones interactivas, destacando lo que consideran el rasgo más distintivo, facilitado por el cúmulo de facilidades tecnológicas con las que esas generaciones se sienten tan a gusto.

La posesión de teléfonos celulares ronda el 90%, incluso más, de la población total entre 10 y 18 años de los países latinoamericanos bajo estudio, y aunque el porcentaje baja en el grupo de 6 a 9 años, tampoco es despreciable.

Fuente: Generaciones Interactivas, Fundación Telefónica

Fuente: Generaciones Interactivas, Fundación Telefónica

Es lógico preguntarse para qué utilizan los teléfonos celulares estos jóvenes, y las respuestas, como era de esperarse por parte de un nativo digital, van más allá de simplemente hacer llamadas. Esto es muy interesante, puesto que esta generación interactiva, habiendo sido formada con esta modalidad, espera y encuentra natural que un mismo dispositivo cumpla varias funciones útiles. No es extraño que los miembros de la generación anterior utilicen los celulares solamente para hacer llamadas, sin aprovechar las demás potencialidades del aparato.

Fuente: Generaciones Interactivas, Fundación Telefónica

También es interesante el porcentaje de estos jóvenes que cuentan con los distintos aparatos que les permiten acceder a los nuevos mundos virtuales y los entornos digitales.

Fuente: Generaciones Interactivas, Fundación Telefónica

El estudio ha permitido clasificar qué tipo de actividades realizan mayoritariamente los jóvenes de 10 a 18 años con estos dispositivos, y el orden de preferencia en las actividades que realizan es:

1. Comunicar

2. Conocer

3. Compartir

4. Divertirse

5. Consumir

Fuente: Generaciones Interactivas, Fundación Telefónica

Aplicable a El Salvador

El fenómeno sociológico estudiado y analizado por Fundación Telefónica a través de una muestra de más de 20 mil jóvenes entre 10 y 18 años y 4,500 entre 6 y 9 años de los países Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela, durante 2008, se puede extrapolar para países como el nuestro.

Si bien tenemos menos niveles de penetración de Internet, y menor poder adquisitivo que varios de los países de la muestra, no es extraño encontrar que muchos de nuestros niños, niñas y adolescentes, si no cuentan con un celular propio, sí saben cómo operarlo. Lo mismo se puede afirmar respecto al acceso a las computadoras e Internet.

Desde todo punto de vista, es importante que El Salvador continúe promoviendo que su niñez y adolescencia se sientan cómodas con el uso de estas tecnologías y entornos. Por un lado, aseguramos que compitan en iguales condiciones de conocimiento, competencias y habilidades con el resto de América Latina y el mundo; adicionalmente, les facultamos para que interactúen con su realidad circundante con las mejores herramientas a nuestro alcance.

Los temores que la generación anterior, la nuestra, puede incubar ante la tecnología y respecto a nuestros hijos y alumnos, deben ser racionalizados, minimizados y reconocidos a la brevedad. De lo contrario, estaremos impidiendo, o al menos obstaculizando y retardando, el desarrollo integral de nuestros sucesores, con el costo tan alto que eso tendrá en el avance de nuestro país.

La posibilidad que nos dan las nuevas tecnologías, la interactividad y autonomía, a su vez, puede desarrollar más rápidamente su creatividad y su capacidad de innovar. Nuestro futuro como nación depende en buena medida de qué tanto logremos inculcar estas capacidades en las generaciones que vienen empujando desde ya el relevo generacional.

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