Oportunidades (casi) perdidas

Como seres individuales, en el transcurso de nuestra vida se nos presentan miles de situaciones que nos exigen tomar decisiones, y actuar según lo que, en ese momento, y bajo las circunstancias visibles, posibles, probables y visualizables, consideramos la mejor opción. Desde las muy triviales, como escoger entre dos postres durante una comida, hasta las más trascendentales, como seleccionar la carrera a estudiar, o si al menos estudiaremos o no.

En esta dinámica de toma de decisiones, nunca se puede saber si una vía fue mejor que la alternativa, pues no hay forma de regresar y deshacer lo andado, para probar la otra ruta. En ese sentido, no podemos asegurar que una decisión particular podría haber sido mejor. Lo más cercano que podemos hacer es ver los resultados de una decisión similar en un amigo, vecino o conocido.

Estas mismas ideas pueden aplicarse a países enteros, sectores dentro del mismo, o gobiernos nacionales. De aquí parte la lógica que usamos cuando comparamos, hacemos “benchmarking” o nos medimos dentro de indicadores mundiales sobre distintos parámetros, y revisamos lo que los países cuyo estado nos parece deseable han hecho en algunos temas.

Particularmente, desde hace años conocemos que la llamada Sociedad del conocimiento o de la información, con todo lo que esto puede suponer, ha logrado estimular y fomentar el desarrollo económico y social en los países en los que sus líderes políticos, sociales, económicos y tecnológicos han tomado ciertas decisiones estratégicas.

Hemos recibido los llamados

En los países como el nuestro, donde aun no prevalece una cultura digital, un acceso generalizado a las tecnologías de información y comunicaciones, y particularmente, a Internet, y por tanto todavía no somos parte del tinglado internacional que participa activa y sistemáticamente en el mercado mundial del desarrollo tecnológico, aun seguimos esperando a la toma de decisiones que nos permita hacer uso de esas oportunidades que otros tienen.

Lo lamentable es que la ausencia que registramos en ese concierto mundial de desarrollos y mercados tecnológicos de millones de dólares no ha sido por falta de conocimiento, o incluso, tampoco por falta de oportunidades, propias o externas, sino por la carencia de un compromiso serio, sostenible y definitivo.

Las razones por las que nuestro país no ha aprovechado las oportunidades que la dinámica de la sociedad del conocimiento y de la información les ha brindado a muchas otras naciones deben buscarse en los lugares habituales: intereses particulares, polarización, excesiva relevancia de las relaciones y actitudes políticas, falta de visión estratégica, valoraciones incorrectas, apuestas erradas, volatilidad de las autoridades, y más.

Algunas oportunidades declinadas

El Salvador, como otros países, ha recibido apoyos y llamados en el sentido de sumarse a estos esfuerzos, y no siempre los ha seguido con determinación, llegando incluso a anular valiosos esbozos de liderazgo a nivel internacional.

eLAC: Además de participar en varios de las reuniones y elaboración de documentos en esta agenda digital de Latinoamérica y el Caribe, El Salvador desempeñó incluso la presidencia de eLAC por unos años, sin sacarle mayor provecho.

Redes Avanzadas: Fundada en 2004, la Red Avanzada de Investigación, Ciencia y Educación Salvadoreña (RAICES) fue fundadora de RedCLARA, y recibió apoyos indirectos de la Unión Europea para fomentar la investigación científica en las universidades. En la actualidad, afortunadamente, se está retomando y relanzando este esfuerzo.

Infocentros: Uno de los proyectos más importantes y relevantes para el país, con logros clave, premiado y alabado en el extranjero, fue tirado por la borda debido a intrigas y acusaciones de origen político, y no fue suplido de ninguna forma.

Agenda digital nacional: Se ha trabajado por varios años, y en diferentes momentos de la historia, gracias al aporte de varias personas e instituciones, y aun no se asume como un proyecto nacional estratégico de largo plazo.

Gobierno electrónico: No ha faltado un buen planteamiento estratégico, desarrollado por el gobierno de turno, pero no llega a concretarse en la práctica, normalmente por falta de recursos destinados a este programa.

Innovación y emprendimientos: Existen propuestas aisladas, tanto del gobierno como del sector privado, para propiciar estas iniciativas, que son buenas y deben ser reconocidas, pero deben haber más y, sobre todo, trabajar bajo un concepto aglutinador como el ecosistema nacional de innovación.

Hemos desaprovechado muchas oportunidades de apoyos de países cooperantes, programas internacionales y otros espacios, para fortalecer a El Salvador en los temas de tecnología para el desarrollo y el posicionamiento de estas áreas como motor de la economía. Ojalá no siga ocurriendo, y podamos recuperar el tiempo y las oportunidades (casi) perdidas que hemos tenido.

 

Un comentario sobre “Oportunidades (casi) perdidas”

  1. Yo creoq ya es parte dela idiosincracia guanaca, siemper estamos habalndo de megaproyectos fantasiosos inconclusos tipo Egovt, Raices,Infocentros, aulas virtuales,etc. PERO no tenemos la diciplina para ejecutarlos en forma ordenada,seria etc. Quermso resctar el cafe,algodon, CdeAzucar sin planeacion tecn/agrocientifica!!, El mundo se meuve n e la direccion d ela matrix TIC global el impulso de las econoomias STEM pero en el pais, poenmso unos cipotes a jugar lego con pilas Rayovac y ya tenemos robotica en el pais…porq somos tan ilusos, ya caemos en el ridiculo agrio aspero vergonzoso.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *