¿Nueva normalidad o mayor eficiencia en los métodos de trabajo?

Poco a poco, tomando medidas de precaución en la mayoría de casos, las actividades económicas y productivas están volviendo a generar momento y continuidad. En algunas situaciones, incluso demasiado agresivamente, considerando que el riesgo aún no ha desaparecido ni se ha controlado 100%.

La entrega a domicilio ha visto incrementar sus niveles de utilización, las compras en línea han aumentado, las clases conducidas por profesores y padres de familia han encontrado una combinación específica, las reuniones y entrevistas, tanto sociales como laborales han modificado el medio por el que se realizan la mayoría de ellas, y los contactos amistosos se desarrollan con cierta distancia y protección, entre muchas modificaciones.

A todas estas nuevas y antiguas condiciones, junto con otras nuevas conductas, se le está llamando la “nueva normalidad”, es decir, lo que será una parte común de nuestras vidas y formas de trabajar, convivir, estudiar y conducir nuestras relaciones sociales.

Algunas prácticas que retendremos

Lo curioso es que, una vez sobrepasada la sorpresa y la presión que tuvimos que experimentar para comenzar a hacer nuestras actividades de una forma distinta a como veníamos realizándolas, y en muchos de los casos incrementando el involucramiento de la tecnología, hemos comenzado no sólo a sentirnos más familiarizados con estas prácticas, sino que vamos mejorando en la eficiencia con que las llevamos a cabo.

Hay áreas en las que aún nos falta descubrir el balance apropiado. Por ejemplo, la educación en casa, sobre todo de los menores, todavía no se ha experimentado y comprobado lo suficiente respecto al balance adecuado entre las sesiones en línea con docentes que han debido modificar sus métodos, y el apoyo de los padres, convertidos en profesores en unos cuantos días.

En cuanto a las transacciones en línea, pagos, pedidos, órdenes de compra, reclamos y entregas en casa, para los que ya tenían ese canal como parte de su mercadeo y comercialización solamente significó proveer de más recursos a una estrategia dominada. Para los que no lo habían siquiera considerado, por la razón que fuera, les tocó tratar de comprenderlo y ejecutarlo sobre la marcha.

Las reuniones y entrevistas en línea han sido paulatinamente dominadas por la mayoría de sus actores. Independientemente de la plataforma utilizada, las que a su vez han crecido y mejorado sus prestaciones en poco tiempo, los usuarios han descubierto las facilidades que proveen para conducir estos encuentros en línea, incluyendo espacios y momentos sociales, relajados y acompañados de buen humor.

Incluso es posible hoy en día saltar de una reunión a otra en segundos, sin necesidad de desplazarse de un punto de la ciudad a otro, sin tener que viajar o, en casos extremos, “asistir” a más de un evento al mismo tiempo, usando dispositivos diferentes, y con un espectro de atención que depende de las circunstancias de las reuniones, del participante y sus habilidades para interactuar, y de los retos que esto conlleva.

En cualquier caso, algunas de las prácticas que hemos aprendido en esta época se quedarán, otras mejorarán, y quizá unas pocas no florecerán. La nueva normalidad, si sabemos aprovecharla, habrá incrementado nuestras habilidades digitales y nos habrá provisto de nuevas competencias.

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