Después de más de 17 años de su creación, la máxima autoridad nacional en temas de ciencia, tecnología y calidad productiva, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), se encuentra a las puertas del proceso de auto transformación más importante que haya experimentado en su relativa corta vida.
La capacidad de adaptación de las instituciones ante los retos que los cambios, las circunstancias y los nuevos entornos presentan es igualmente clave para la propia sostenibilidad, como esa misma flexibilidad y adaptabilidad es para los seres humanos.
Los cambios planteados para el CONACYT responden a las circunstancias actuales mundiales, y buscan retomar lo bueno que se ha logrado hasta hoy, y desarrollar las medidas que permitan mejorar y ampliar todo lo que siempre es posible cambiar positivamente.
Las 2 grandes tareas del CONACYT
Por razones históricas, y a pesar de lo específico del nombre, nuestro CONACYT fue creado con dos grandes áreas en las que debería trabajar: 1. La ciencia y tecnología (como se desprende del nombre), y 2. La calidad en la producción.
Esto significa que, con los recursos asignados a esta entidad, que más bien han sido bastante limitados, han debido ser atendidos los temas relativos a la conducción estratégica y el apoyo al desarrollo de la ciencia y tecnología, así como las numerosas necesidades que se presentan en los temas relacionados con el aseguramiento de la calidad en los procesos vinculados a la producción y distribución de bienes y servicios, tanto nacionales como importados.
El área de la calidad abarca, a su vez, las áreas de normalización, reglamentación técnica, acreditación y metrología, como diferentes aspectos que deben ser satisfechos para cumplir el gran objetivo de la verificación y certificación de la calidad, y buscan cuidar el bienestar de la población salvadoreña que consume y utiliza los productos y servicios desarrollados por la industria nacional o comercializados por las empresas que los importan.
El CONACYT es, desde la perspectiva legal, una entidad autónoma, adscrita al Ministerio de Economía, y su junta directiva, que es su máxima autoridad, reúne a representantes de los sectores público, privado, académico y profesional, presididos por el Ministro de Economía.
El personal de CONACYT, reducido para la cantidad de tareas asignadas a la institución, ha sido formado a lo largo de estos años, y ha acumulado una gran experiencia, siendo éste un activo en extremo importante en este tipo de actividades que son tan especializadas y poco comunes en cualquier sociedad.
De una entidad integral a cinco instituciones especializadas
Desde hace algún tiempo, se viene discutiendo y formulando, en forma de propuestas de ley, un paso importante en el camino de la evolución de nuestra autoridad en estas áreas: la creación, a partir de lo ganado y realizado hasta la fecha, de cinco instituciones especializadas que, con el apoyo político, sectorial, humano y financiero, puedan dar continuidad y ampliar la misión que hasta la fecha realiza el actual CONACYT.
La propuesta es que cuatro de estas instituciones, dentro del área de calidad, sean creadas como parte del Sistema Salvadoreño para la Calidad y Productividad. La definición de estas cuatro instituciones se encuentra en la propuesta de ley presentada recientemente por el Ministerio de Economía a la Asamblea Legislativa.
Estas instituciones serán independientes y dedicadas cada una a sus propias tareas, pero coordinadas bajo un Consejo Salvadoreño para la Calidad y Productividad (CONCALIDAD), que a su vez seguirá adscrito al Ministerio de Economía:
1. Instituto Salvadoreño de Normalización (ISANOR)
2. Instituto de Reglamentación Técnica (IRTEC)
3. Instituto Salvadoreño de Acreditación (ISAC)
4. Instituto Salvadoreño de Metrología (ISAMET)
La quinta institución que saldrá de esta evolución se quedará con el nombre de CONACYT, y atenderá específica y únicamente los temas relativos a la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Su perfil legal será diferente al que tiene en la actualidad, pues estará adscrita al Viceministerio de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Educación, y su personal ejecutivo será parte de la planilla del Ministerio de Educación. Existirá también un Consejo Técnico Consultivo, externo al Ministerio, que hará posible la relación del CONACYT con los demás sectores de la sociedad.
Una evolución positiva
El actual CONACYT se puede sentir satisfecho. Ha cumplido los objetivos que le fueron encomendados al final de 1992, cuando se aprobó la ley de su creación.
La cantidad de normas, obligatorias y recomendadas, que se han revisado, formulado, analizado, discutido a través de comités técnicos constituidos, ad honorem, gracias a la convocatoria y coordinación del personal de CONACYT; la cantidad de laboratorios, procesos y métodos de análisis de diversos materiales, componentes y elementos naturales, que han sido acreditados después de la verificación por parte de expertos contratados y coordinados por CONACYT; y el número y variedad de instrumentos de medición que se mantienen adecuadamente calibrados gracias a la verificación del personal técnico de CONACYT; todos estos resultados, y muchos más, han abonado el camino para dar el paso que se busca dar en este momento en el área de aseguramiento de la calidad.
La formulación, basados en la discusión abierta y pública, de la Política Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, así como el apoyo a innumerables procesos nacionales de desarrollo de capacidades nacionales en la investigación, prospectiva tecnológica, difusión de la Ciencia y Tecnología, áreas específicas de la ciencia, y la realización de una gran cantidad de foros, encuentros, reuniones, presentaciones y eventos con personalidades relevantes del quehacer científico mundial, son la base para que la institución por ser creada amplíe los alcances de esta labor.
El Ministerio de Economía, a través de CONCALIDAD y sus cuatro institutos; el Viceministerio de Ciencia y Tecnología, por medio del replanteado CONACYT; el personal ejecutivo del actual CONACYT y los que se integrarán a las nuevas entidades; los sectores privado, público, académico y profesional; así como los ciudadanos salvadoreños en general, tenemos oportunidades, retos, deudas y demandas ante esta evolución de CONACYT:
Apoyados en lo que ya hemos hecho, y aprovechando toda esa experiencia acumulada; debemos ampliar la cantidad, variedad y calidad de los resultados obtenidos, desarrollar más las sinergias entre los actores y los sectores, dentro y fuera del país; y colocar el aseguramiento de calidad, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, y la promoción de la innovación en el lugar estratégico privilegiado que deben estar para que nuestro país mejore su posición competitiva y su nivel de vida.